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¿...?

¿Qué hacen ustedes aquí? Miraba con desdén la entrada desde que reconoció a las personas que habían entrado.

-—Que felicidad verte a ti también, Takemichi, has crecido bastante— Verbalizó con cierto sarcasmo sobresaliente en su tono de voz —. Solamente queríamos decirte un par de cosas.

El tono grave que uso al hablar y decir lo último hizo que una corriente eléctrica pasara por su columna vertebral, tembló levemente y asintió por instinto. Como odiaba sentirse así de débil y diminuto en frente de aquel hombre.

Desvío la mirada nervioso, intentaba ocultar la ansiedad y miedo que le causaban esas personas, un intento que falló completamente.

Vendremos por ti en un par de días más, te llevaremos a casa. Dijo el doctor que es peligroso que vayas sólo y que era necesario la presencia de tus tutores legales Una enérgica mujer que no pasaba los cuarenta habló, su voz chillona rasgaba su oído.

Por favor, para de hablar, preferiríamos la voz del hombre antes que la tuya, en lo absoluto.

Sonrió y negó lentamente, mirando directamente a la puerta, evitando a toda costa la mirada de aquellos dos intrusos.

No es necesario que vengan por mi en un par de días, yo estoy lo suficientemente bien como para ir sólo a casa Era difícil, no los quería ahí, se negaba rotundamente a pasar tiempo con sus progenitores, aquellos seres que se hacian llamar sus padres.

No es pregunta Takemichi, irás sí o sí con nosotros y pasarás más tiempo con tu madre, creenos, no nos gusta la idea de pasar tiempo contigo, pero se corrió la voz de que tuviste un accidente y nuestra imagen está en juego. ¿Comprendes? Regresó la voz masculina, esa a la que solo le importa el qué dirán.

Comprendo, y también comprendo que me necesitan para mejorar su estúpida imagen al público, no estoy para eso señor, así que no pasaré más tiempo con la señora Hanagaki, ni mucho menos-...Paró en seco al sentir un golpe en su mejilla, aquella acción hizo que volteara su rostro y posara su mano en la zona herida recientemente. Redirigió su mirada directamente a los ojos negros del hombre, no se molestaba siquiera en saber su nombre.

Silencio, desde ahora te referirás hacia nosotros como padre y madre, y harás todo lo que te diga, ¿entiendes? No te negarás a nada de lo que te ordene o despídete de la escuela y tus amigos. Amenazó.

Sí... Padre— La rabia que sentía en esos momentos era sobrehumana, ¿cómo podía ese hombre ser tan insensible?

Vio como este poseía una sonrisa socarrona y lo veía como si él hubiese perdido. "¡Ja! Insoportable" pensó.

El rubio teñido no tuvo otra opción más que aceptar, era una semana la que lo estarían monitoreando, después de eso regresaría a casa a descansar unos dos o tres días más y luego volvería a sus estudios, pero tenía que estar bajo cuidado de un adulto, en este caso sus progenitores.

Vivía en compañía de una mujer mayor desde que tiene memoria, porque sus progenitores no se sentían cómodos con la presencia de un niño en su casa así que compraron otra casa y contrataron a una anciana para que lo cuide.

Es lo único que agradece de ellos, no le faltó nada y no necesitó del cariño de ellos para crecer bien, aquella señora de tercera edad fue lo mejor que sus "padres" le dieron. Pero así como ellos le dieron algo, también se lo quitaron.

Los odia, igual o mucho más que a si mismo.

Ir a vivir con ellos era como ir a un mundo completamente diferente, lleno de mentiras, gritos, engaños y falsedad. Lleno de gente doble cara, gente que hace de todo por sobresalir entre los demás, gente que puede llegar a matar con tal de ganar. Un mundo enfermo y frío, donde no existe la palabra compasión, donde no hay razón para ser amable y amar, donde el más débil sufre y el más fuerte prevalece.

Fue parte de ese mundo en algún momento de su infancia, no se le permitía reír o sonreír, nunca se le permitió convivir con más gente y mucho menos tener amigos, él era todas las letras juntas de la palabra débil, de inicio a fin. Que lo mandaran a otro hogar pocos días después de nacer fue algo bueno, pero regresar a los años por cuestiones públicas era peor a morir, ser un niño enfermizo en un lugar de batalla constante tal cual una guerra fue una pesadilla de la cual no se le permitía despertar. Tuvo miedo en ese momento, y tiene miedo ahora.

Vivir nuevamente con ellos durante sabe cuantos días no estaba en sus planes, nunca lo estuvo, tal como nunca estuvo en sus planes tener aquel accidente y casi morir. Detalles.

Compañero, ¿me escuchas? ¿Todo bien? ¿Quienes eran las personas que estaban aquí?

El dulce sueño que tenía estaba siendo destruido de a poco, cada vez se estaba volviendo más y más difícil volver a lo que era antes, el daño ya fue hecho desde hace tiempo y aún siente ese dolor. Cada vez él está siendo llevado más profundo.

Todo bien, Fuyu, eran unos conocidos, nada especial... Respondí casi al instante, y después de unos segundos, sin dejarle reaccionar, comenzó a hablar —. Por cierto, ¿sabes algo de Akkun y los demás?

Ojos azules tal cual el mar y el cielo, sin brillo alguno, miraban con cierta curiosidad al bicolor. No ha visto a sus amigos de secundaria desde que despertó y Chifuyu no los nombró en ningún momento, esperaba una respuesta concreta.

Uhm, ellos están estudiando, Yamaguishi y Makoto están apunto de perder materia con algunos maestros, así que Akkun y Takuya los están ayudando Esbozó una sonrisa a la par que hablaba de los extraños pero divertidos amigos de su compañero.

Sonrió al imaginarselos estudiando para salvar una materia, un sufrimiento para sus amigos —Espero estén estudiando y no hayan convencido a Takuya y a Akkun de posponer el estudio e ir a jugar, aunque sería divertido burlarme de ellos después.

Chifuyu simplemente asintió y poco después quedaron en un silencio cómodo para los dos, escuchaban pasos fuera y doctores o enfermeras hablar en ocasiones.
Todo tan tranquilo, tan en paz, como en aquel lugar donde se hundía lentamente.

Hanagaki cerró los ojos siendo su sonrisa borrada de su rostro, y suspiró.
Me gusta... Exclamó relajando todo su cuerpo.

¿Qué te gusta, Socio?

La paz que trae el silencio Entreabrio sus ojos dirijiendo sus iris azuladas hacia las iris celestes del bicolor. Sonrió levemente contagiando a Matsuno, quien también sonrió y asintió de manera afirmativa.

"—Disfruta de esta tranquilidad mientras puedas, Hanagaki, porque puede que no dure mucho"

"—Disfruta de esta tranquilidad mientras puedas, Hanagaki, porque puede que no dure mucho—"

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Mírame solo a mí  | Mitake [Pausada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora