Capítulo 4

188 30 5
                                    

•||•

La sangre dentro del cuerpo de Pete hirvio en cuanto escucho las palabras de aquella mujer atravesar sus oídos.

Por lo que al ver como la mujer que se encontraba cruzando la puerta de la habitación estaba yendo en su dirección, Pete se aferró un poco más fuerte al bebé entre sus brazos cubriéndolo entre su amplio pecho sin permitir que aquella desagradable mujer pudiera siquiera verlo.

— Buenas tardes Señora Pim — saludo Pete respetuosamente aunque aquella mujer enfrente de él no se lo merecía en absoluto — ¿Que la trae por aquí? — se atrevió a preguntar Pete sabiendo que ella no estaba interesada en lo más mínimo por la recuperación de Vegas o el crecimiento y desarrollo del bebé, a menos de que los quisiera matar no había ningún otro interés, ni justificación por la que ella debería de estar ahí y Pete sabía que la esposa del Señor Kan no era tan estúpida como para hacerlo justo en frente de él.

— ¿Acaso debe de haber sucedido algo importante para que yo pueda venir, muchacho insolente? — gruño la Señora Pim acercándose un poco más a Pete dejando notar su furia, por lo que Pete no dudó en retroceder unos pasos mientras seguía protegiendo al bebé dormido entre sus brazos contra su pecho — si no lo recuerdas mi hijo está postrado en esa cama, así como mi nieto como hijo de mi sobrina se encuentran aquí encerrados siendo cuidados por un idiota guardaespaldas como tú — demandó la Señora Pim logrando que Pete frunciera levemente su ceño por la osada manera en la que ella se dominaba en la vida de Vegas y el bebé, ignorando por completo la forma en la que era visto llamado por ella.

¿Madre?

La Señora Pim no lo era y nunca iba a ser la madre de Vegas, cuando ella siempre había querido desaparecer a Vegas, cuando todo los intentos de querer lo separar de su padre el Señor Kan no funcionaban, además aunque no hubieran pruebas contundentes aún, Pete sabía que el responsable intelectual del estado de Vegas dentro de aquella habitación de hospital era esa mujer que se hacía llamar su madre.

— Dame a mi nieto quiero cargarlo — ordenó la Señora Pim extendiendo sus brazos para poder alcanzar o arrebatarle el bebé dormido entre los protectores brazos de Pete.

— El bebé está dormido ahora Señora Pim — informo Pete evitando que los delgados y mal intensionados brazos de la esposa de su jefe tomará al bebé e hiciera cualquier monstruosidad que se pueda imaginar hacer con tener el bebé entre sus brazos — se acaba de dormir, y no es bueno que se despierte así como así — demandó Pete antes de que él se alejara un poco más de la mujer mayor quedando casi al otro lado de la habitación dejando que la cama en la que se encontraba Vegas inconsciente se interpusiera en el medio entre ella y él con el bebé en sus brazos.

— ¿En que le puede afectar al maldito bebé el que yo quiera cargarlo, este o no esté dormido? — gruñó en un casi grito la Señora Pim al ver como Pete evitaba a toda costa que ella pudiera tomar entre sus manos al pequeño bastardo que no pudo eliminar cuando estaba aún en el vientre de su sobreprotectora sobrina inútil.

— Como la Señora Pim no ha podido ser madre, no podrá entender lo importante que es para un bebé sus horas de descanso — susurro Pete, pues ni siquiera él era padre y no sabía si eso era cierto o no, lo único que sabía era que debía evitar entregarle el bebé a la enfurecida mujer enfrente suyo sin importar las estupideces que salieran de su boca si eso lo ayudaba, ya que cuando cuidaba de Macao, él era como un bebé por lo que dormía mucho y la ama de llaves de la segunda casa le decia que lo dejara descansar, por lo que Pete lo hacía sin importar si era necesario o no hacerlo.

— ¡¡Tú...!! ¿¡Como te a través maldito imbécil!?— grito la Señora Pim enfurecida con unas enormes ganas de tirarse sobre Pete por sus palabras.

Encontrándote otra vez papá - [VegasPete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora