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Narra Grecia Evans

Habían pasado algunos días desde que me entregué a Fabián, las cosas estaban de maravilla, me permitía disfrutar de sus caricias en cualquier parte. Hace poco ingresé en la universidad, hasta ahora no había sido tan malo como pensé antes. Fabián me llevaba y luego se iba a la oficina, ya era un rutina, una que me encantaba

Fabián detuvo el auto y me miró, hice lo mismo

—Adiós —dije con una sonrisa

Se acercó y beso mis labios tiernamente, al principio, siempre qué iniciaba un beso tierno, lo volvía agresivo y necesitado. No me oponía, pero estábamos en el auto ahora

—Fabián —dije en medio del beso —Detente —reí

Lo hizo y se separó de mis labios

—Tienes que...controlarte —dije con las mejillas a mil de calientes

Asintió y besó el dorso de mi mano

—Nos vemos

Asentí y besé sus labios castamente. Baje del auto y me voltee una vez más, levanté mi mano y me despedí suyo, gesto que él imitó

Con una sonrisa de boba enamorada entre en la universidad...


[...]

Era hora libre y me encontraba en una mesita del campus intentando rehacer un esquema. Estudio marketing y publicidad, no era lo que soñaba hace años pero sirve ya que mi vida está rodeada de empresas y de más. Y además, podría ayudar a Fabián en un futuro

—Hola —me gire y me encontré con una chica rubia

La había conocido en una de las clases. Bajita y mejillas llenitas, es muy linda, su nombre es Maya

—Hola —dije tímida

—¿Qué haces? —preguntó mirando mi cuaderno —Oh, ya veo. Te está quedando muy bien

Sonreí

—Gracias

—¡Aquí estas chica nueva! —Maya y yo levantamos el rostro y miramos al chico de fraternidad frente a nosotras

Solo había hablado con ellos dos. Michael, el era muy popular, tenía una chaqueta con el logo de la universidad, tenía el cabello negro y grandes ojos azules

—Hola —dije mirando de nuevo mi trabajo

Ambos se quedaron callados y entonces los mire a ambos...

—¿Qué? —pregunte con el ceño fruncido

—Queríamos preguntarte algo —dice Maya

—¿Qué...?

—Dicen por ahí, que tienes esposo. ¿Eso es cierto? —mire mi dedo de compromiso en mi dedo

Sonreí. Era obvio que estaba casada o comprometida, pero eso no lo sabían exactamente. Desde el primer día Michael noto mi anillo, más no había dicho nada, hasta ahora

—Si, estoy casada —hable con una seguridad repentina

Ambos se miraron de nuevo

—¿Qué tiene? —pregunte de nuevo

—Oh nada —Se defendió Maya —Es solo que no esperábamos que estuvieras casada, por qué... ¿Cuántos años tienes? —preguntó finalmente

—Tengo 20 años

—¿Por qué te casaste tan joven? —preguntó Michael con el ceño fruncido

Si supieran que mi matrimonio empezó por un contrato

Una Vida a tu Lado [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora