Capítulo 4

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(Día 90)

(POV héroe)

Di un paso tras otro, caminando como me habían enseñado, mis pechos y culo rebotaban con cada paso que daba, pero todo estaba ligeramente tapado por el vestido, aunque aún así se notaban.

El motivo por lo que lo hacía era simple. Las sirvientas me habían quitado los dildos, diciéndome que no debía tenerlo en todo momento, y me habían dicho que debía practicar mi forma de caminar. Creo que es para ver cómo camino después de tantos días caminando con el dildo.

Di una vuelta por mi habitación, justo en la última parte di un giro y lo acabe con una pequeña pose.

La verdad estaba feliz, el rey demonio iba a volver a venir hoy a verme y según las sirvientas hoy iniciaría la última fase de mi entrenamiento

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La verdad estaba feliz, el rey demonio iba a volver a venir hoy a verme y según las sirvientas hoy iniciaría la última fase de mi entrenamiento.

Tres horas después.

Las puertas de mi habitación se abrieron, el rey demonio estaba entre ellas. Yo me incline ante el y igual que mis sirvientas, antes de volvernos a levantar para ir a nuestro sitio. Yo me moví hasta la mesa de comedor, como siempre lo hice, de la forma en como me habían enseñado a hacer.

Las sirvientas se me adelantaron, moviéndo las sillas para dejarnos a mi y al rey sentarnos. Me senté con elegancia, intentando realzar mis pechos tanto como podía, el rey a diferencia se sentó de forma tosca. Cuando ambos estuvimos sentados las sirvientas colocaron un baso de agua frente a cada uno. Después las dos con una jarra de agua en sus manos se colocaron una detrás de mí y otra detrás del rey. Mi sonrisa impertérrita.

- ¿Como está siendo tu estancia, mi reina? - mi mente dió un vuelco al escucharlo, me había llamado reina, su reina, mi corazón latía tan rápido que pensaba que me iba a salir disparado del pecho. Estaba tan ansiosa, que si no fuera por las enseñanzas de las sirvientas mi compostura se abría roto.

- A sido una estancia agradable mi lord, las sirvientas han sido buenas con migo. - respondí tan tranquilamente como pude, aunque mi corazón seguía sin dejar de latir.

- He venido hoy para darte dos noticias especiales. - dijo con una pequeña sonrisa.

Mis pensamientos eran tan dispares en ese momento que no podía aclararme, no podía pensar con claridad.

- La primera és que apartir de ahora iniciaras un entrenamiento en tu poder mágico, no quiero una reina débil a mi lado. - mi corazón casi salta de júbilo al escucharlo de verdad me consideraba una reina, su reina, pero si me consideraba así yo no debía decepciónonarlo.

- Muchas gracias mi lord.- le respondí con toda la dulzura que le podía dar y con una sonrisa amable y sincera.

- ¿A caso te pregunté? Si no te pregunto nada no hace falta que hables. - al escuchar eso yo enseguida cerré la boca.

- La segunda es que si terminas tú entrenamiento satisfactoriamente te nombraré mi reina. - la verdad, el tenía razón no debería ni pensar en ser su reina si no era lo suficientemente fuerte como para ser lo.

(Día 92)

(POV héroe)

Me pare frente a la puerta mis manos juntas y espere pacientemente. Esta mañana me tuve que preparar sola, creo que fue así porque el rey quiere ver si lo puedo hacer sola.

Creo que estuve esperando veinte minutos manteniendo la misma pose y sonrisa hasta que llegaron las sirvientas.

Ambas me guiaron fuera de la habitación a un lugar desconocido para mi, los pasillos del castillo del rey demonio.

Los pasillos eran hermosos, sus paredes eran negras decoradas con cuadros aún lado y al otro ventanales gigantes que mostraban diferentes demonios. En el suelo había alfombras largas rojas de terciopelo que recorrían cada pasillo, señalando por donde se debía caminar.

También había notado algo, las sirvientas se habían movido para estar una delante y otra detrás de mí. Pero note que mientras me guiaban no me quitaban la vista de encima. Se figaban en cada movimiento en cada reacción, suerte que después de tanto tiempo de entrenamiento mi forma de actuar era exactamente como querían que fuera.

Estuvimos un tiempo caminando hasta llegar a unas puertas que fueron abiertas por demonios menores vestidos con armaduras, la sala a la que daba era un área gigante con un suelo rojo como las alfombras de los pasillos, y sus paredes eran negras como las de antes, aunque,estabez no habían ni cuadros ni ventanas, pero la mayor diferencia era el echo de que no había techo. Y en el centro había un nuevo demonio con patas de carnero y cuerpo de hombre.

- Así que, esta será nuestra próxima reina. - hablo el demonio por lo bajo, aunque fui capaz de escucharlo.

Aunque me ruborice ante sus palabras, al parecer era sabido que el rey me estaba preparando para ser su reina. Me acerque hacía el centro de la sala, donde se encontraba el otro demonio, todavía acompañada de las sirvientas. Cuando estuve a unos dos metros y medio de distància del demonio levanté las puntas de mi vestido y doble mis rodillas haciendo una reverencia, como las que me habían enseñado a hacer, dando una sonrisa cerrando mis ojos y inclinando mi cabeza.

 Cuando estuve a unos dos metros y medio de distància del demonio levanté las puntas de mi vestido y doble mis rodillas haciendo una reverencia, como las que me habían enseñado a hacer, dando una sonrisa cerrando mis ojos y inclinando mi cabeza

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- Es un placer muy agradable conocerle.- añadí.

- Esta bien, mi nombre es Andras y yo te enseñaré sobre la magia. - hablo el demonio dando una pequeña sonrisa.

- Bien empezaremos con algo simple, primero veremos tu poder mágico latente. - terminó el demonio mientras me presentaba un nuevo objeto.

El entrenamiento fue fácil, Andras solo quería ver mi poder mágico latente y a lo mejor empezar con algo simple para despertarlo. Cuando lo comprobamos Andras se sorprendió al ver que mi poder era más alto que el suyo y casi tan alto como el del rey demonio. Tras eso mi siguiente prueba paso a hacer un hechizo de fuego, el cual me salió a la primera. Aún recordaba los hechizos y técnicas de mi tiempo como héroe humano. Aunque eso ya no era importante debía concentrarme en mi entrenamiento para estar lo antes posible al lado de mi señor.

La nueva reina demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora