Nunca te olvidé |one shot| |j.b|

2.

18 años de Brooke.

Tocaron la puerta reiteradas veces. ¿Quién tocaba tan fuerte un Sábado a las 8 de la mañana?

-¡Brooke! ¡Despierta, ya! ¡Ha llegado una carta de la universidad!

Y mis ojos se abrieron de golpe.

Me levanté rapidamente y abri la puerta. Mi madre entró y se sentó junto a mi sobre mi cama.

-Toma.-me entregó el sobre.

Lo abrí delicadamente y saqué la carta.

Era de la Universidad en Canadá.

Mi padre tenía amigos en Canadá y me facilitó el viaje, por tanto, me dijo que probara en una Universidad allá.

-Señorita Brooke Sullivan.-leí.- Uh...Su solicitud ha sido aprobada.

Miré a mi madre asombrada.

-¡Me voy a Canadá! ¡Me voy a Canadá!

-Hija, te felicito tanto. Pero...

-¿Pero..?

-Hay otra sorpresa.

-¿Otra más?

-Si, asi que ponte algo lindo y luego vienes a la cocina.

Me duché rápidamente y me vesti. Abrí la puerta y caminé hasta la cocina. Mis padres estaban sentados uno al lado del otro. Besé sus mejillas y me senté frente a ellos.

-Diganme ya...La curiosidad me está matando.

-Bueno...-empezó mi padre.-Yo y tu madre...

-Ustedes...

-Nosotros compramos un departamento para ti en Canadá. Felicidades hija. Te lo mereces.

Mi boca formó una "o". Rápidamente me paré y abracé a los dos.

-Gracias. Gracias. Gracias. Los amo.

-Nosotros a ti también.

Luego de agradecer y reír junto a mis padres, me encerré en mi habitacion y busqué en mi ordenador fotografías de mi Universidad. El campus era gigante y para qué hablar de los salones. Todo era perfecto. De echo, demasiado perfecto para ser verdad.

La tarde de ese mismo día, tocaron por segunda vez la puerta reiteradas veces. Era mi madre.

-Vamos.

-¿Donde?

-Tercera sorpresa del día.

-Vamos.-sonreí.

Me subí al auto, mi padre condujo unas calles pero se detuvo.

-¿Qué pasa?-pregunté

-Toma.-me entregó su bufanda.-Cubre tus ojos con esto.

-¿Para que...?

-Para la sorpresa.-agregó mi madre.

-Uh...Bueno.

Cubrí mis ojos, de modo que, no veía nada. El auto avanzó por varios minutos, que para mi fueron horas, y se detuvo.

-Llegamos.-dijo mi padre desabrochando su cinturón de seguridad.

-¿Puedo quitarme esto?