#5: La Muerte ha Muerto

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En un tiempo ya pasado para este universo, Darko se alzaba con su imponente y demencial figura salida de las sombras, alzándose frente a la alianza de Nuevos Dioses

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En un tiempo ya pasado para este universo, Darko se alzaba con su imponente y demencial figura salida de las sombras, alzándose frente a la alianza de Nuevos Dioses. Odín, Zeus, Yahvé, Ra, Mefisto, Highfather y Darkseid temblaban del temor primitivo que aquel ser les estaba provocando con su presencia. Darko lo observó, con su figura reducida a un tamaño similar al de los dioses de aquel universo. Sus grotescos dientes formaban una horrenda figura a la cual llamar sonrisa sería una blasfemia. Y ante sus aterrados ojos, el oscuro ser dio un paso hacia adelante.

—¡Retrocede! —gritó Darkseid, disparando sus rayos omegas—. ¡El Soberano de Apokolips te lo ordena!

—Yo soy, la verdadera Anti-Vida.

Los rayos de Darkseid se detuvieron en pleno vuelo, y de forma imposible estos regresaron a los ojos de su amo. Darkseid gritó de dolor mientras su propio poder perforaba sus ojos, pero esto no fue nada en comparación a lo que le siguió. Su cuerpo se inflamo de manera abominable mientras su piel se desgarraba, provocando que todo su poder lo hiciera explotar, borrándolo de la existencia.

—¡Monst...!

El Alto Padre no pudo continuar con sus palabras, pues su propio estomago se abrió dejando ver un hueco negro. Pero lo más atroz fue que su piel, órganos y huesos comenzaron a ser absorbidos por aquel agujero negro, haciéndole gritar del agónico dolor, hasta que no quedo nada. Los demás dioses atacaron con rayos, fuego, luz y magia, pero todo este poder combinado ni siquiera llegaba a impactar contra Darko, quien se mantenía inmóvil. Odín no pudo evitar sentir una oscura figura detrás suyo, pero fue incapaz de voltear por el primitivo temor que invadía su ser. Y aquella oscuridad, se fue introduciendo en su mente.

—Te has sacrificado para obtener conocimiento. Es hora de un nuevo sacrificio, para que conozcas un poco más de mi verdadera naturaleza.

—¿Qué? —exclamó Odín, cesando su ataque y retrocediendo—. ¡No! ¡No quiero este conocimiento! ¡No lo acepto! ¡No! ¡No!

Odín empezó a golpear frenéticamente su cabeza, sin importarle el daño que se estuviera provocando. Desesperado, aquel dios que tanto había sacrificado para obtener poder y sabiduría, ahora quería arrancarse con sus propias manos la información que el más oscuro de los dioses le había susurrado. Un conocimiento tan prohibido y profano, que ni siquiera los dioses deberían saber. Y de tantos golpes, Odín destrozó su propio cráneo. Ra fue el primero en voltearse e intentar atacar, pero tan pronto se aproximó al más poderoso de Los Antiguos, la totalidad de su ser fue desintegrada. Darko alzó su mano derecha y Zeus quedó inmóvil, dejando en estado de shock a sus compañeros. Tan pronto Darko cerró su puño, los brazos y la lengua de Zeus le fueron arrancados.

—Debemos huir —dijo Mefisto, retrocediendo del pavor.

Pero antes de poder hacer cualquier cosa, Mefisto empezó a reír de manera inestable. Su risa se entremezclaba con el llanto mientras se llevaba la mano a los ojos, y en un acto violento empezó a arrancárselos. Pero el demoniaco ser no se detuvo allí, sino que siguió por arrancarse con sus propias manos su piel. Yahvé observó esto con sumo horror antes de sentir una inmensa presión en su cuello. Darko lo estaba sosteniendo, y con su mano libre le atravesó el pecho. El cuerpo dorado de Yahvé empezó a oscurecerse, mientras lagrimas escurrían por su rostro.

DC/Marvel: El Orígen del CancerversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora