𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑𝟑

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𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐨 𝐧𝐚𝐝𝐚


Harry observó la escena a su alrededor con ojo avizor.

Un gran claro rodeado de espesos árboles de hoja perenne y espolvoreado con la nieve de la noche anterior. A la izquierda del claro, los árboles se estrechaban más, antes de ascender en una pendiente empinada, que terminaba en el borde de un acantilado rocoso.

La cima del acantilado era otro claro más pequeño, conocido por acampar en el verano, pero nadie soñaría con venir aquí en pleno invierno.

Se adaptaba perfectamente a su propósito.

—Es tan perfecto como lo vamos a conseguir—. Anunció a Harry al grupo.

El grupo estaba formado por él mismo, Jasper, Edward y Alice.

Sam se había negado cortésmente, diciendo que confiaba en la opinión de Harry.

Lo cual le había molestado a Carlisle (una forma que a Harry le encantaba).

—Bella acampa con Bill en la cima de la colina. Edward, Jacob y Jared protegerán el fondo del acantilado para defenderse de cualquiera que se acerque demasiado. El resto de nosotros estaremos en el claro.— recitó Alice, repasando el plan por centésima vez.

—Desde la dirección en la que correrán, deberían golpearnos de frente aquí—. dijo Jasper, ojos dorados zigzagueando por el suelo cubierto de nieve mientras hablaba.

—Todavía no veo por qué no puedo quedarme con Bella—. gruñó Edward, también por centésima vez.

Harry suspiró.

—No reconocerán el olor de Bill como una amenaza, será una barra de bocadillos dos por uno. Sin mencionar que Bill es un rompedor de maldiciones de clase mundial. Conoce más magia oscura y peligrosa que cien magos habilidosos juntos.— Harry se defendió, harto de los lloriqueos de Edward.

Edward no respondió, pero la sonrisa de Jasper fue suficiente para decirle a Harry que había recibido el mensaje.

—Deberíamos regresar, decirles a los demás que tenemos el lugar—. dijo Alice, dando a sus hermanos una mirada que los regañaba por algo que aún no habían hecho.

Los tres falsos vampiros (Harry se negó a dejar que Jasper lo olvidara) partieron a su habitual paso borroso en dirección a la fea casa del aquelarre.

Harry le dio al área una última mirada, la realidad de lo que estaría haciendo aquí en cuestión de días finalmente se asentó.

Con un suspiro apareció y apareció frente a la puerta principal de los Cullen.

Se fumó tres cigarrillos esperando que los demás lo alcanzaran.

Harry fingió mirar su inexistente reloj cuando finalmente aparecieron.

Edward lo ignoró mientras Alice soltaba una risita y Jasper le lanzaba una sonrisa.

Informar al clan Cullen que habían encontrado el sitio ideal no tomó mucho tiempo, ni llamar a Sam para decirle lo mismo.

Una pena, porque Harry quería evitar la conversación que necesitaba tener con Jasper durante el mayor tiempo físicamente posible.

Pero pronto llegó el momento en que la pareja se encontraba sola en el porche de la casa de los Cullen.

Harry se muerde los labios antes de tenderle la mano a Jasper.

—¿Puedes venir conmigo si quieres?— las palabras sonaron incómodas, saliendo de la boca de Harry en lugar de fluir suavemente como esperaba.

Mɪ ᴀʟᴍᴀ, ᴛᴜ ᴄᴏʀᴀᴢᴏ́ɴᵀʳᵃᵈᵘᶜᶜⁱᵒ́ⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora