Mudanza

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Harry estaba amando su nuevo departamento, era relativamente grande pues para el precio bajo de renta estaba más que bien, incluso pensaba que el dueño era algo tonto pues podía sacarle más dinero por lo lindo y espacioso del lugar, pero tal vez simplemente sólo era una buena persona que no tenía ni un signo de codicia en su ser lo cual beneficiaba a Harry en gran medida, pues con un bebé que cuidar, sus ahorros no avanzaban mucho y los pañales muy baratos no eran, así que sea lo que sea que el cielo le estaba pagando, estaba muy agradecido con ello.
De tan solo imaginar que ya podría tener una alacena más decente y variada su corazón estallaba de alegria como cuando escuchaba a Ethan reír o hacer esos pequeños pucheros, o cuando tenia hipo. Amaba a su bebé y estaba el lugar nuevo donde vivirían, estaba seguro que su bebé también lo amaría pues tendrían una habitación para cada uno (aunque ni loco dejaría a su bebé dormir en otra habitación hasta que lo destete) y la tercera habitación sería el cuarto magnífico de juegos que tiene pensado, la vida por fin le sonríe mucho a Harry.

—Creo que es muy bueno para ser verdad ¿tu que piensas bebé?— preguntaba la madre a su hijo mientras se encontraban ambos ordenando la cocina, Harry acomodando la vajilla en su nuevo espacio mientras Ethan tenía la importante tarea de terminarse su papilla y manchar la sillita de bebé mientras observaba a su mami hablar solo y mover cosas por aquí y por allá.

—Cariño estás hecho un asco, vamos a cambiarte porque ya casi es hora de que el dueño venga a darnos las llaves de repuesto porque mami es una despistada y con un juego de llaves tal vez tengamos que cambiar mil veces las cerraduras— le quitó el babero y lo cargo en sus brazos mientras se dirigía al baño,así que un baño y risas después, ethan ya estaba medio adormilado en el hombro de su mami.
Harry bostezó también mientras acurrucaba a su bebé, lo dejó en su cama entre mucha almohadas y cobijas de protección por si rodaba dormido.
Por fin un poco de paz, mentiría si dijera que no tiene sueño él también, pero sabe que las cajas de mudanza en el cuarto del bebé no se desempacarán solas.

Pasó mucho rato acomodando por aquí y por allá mientras un podcast de terror se escuchaba ligeramente por la habitación. Fueron tal vez un par de horas hasta que el llamado a la puerta llegó y Harry dejó su tarea para ir a recibir al dueño y su llave extra.

—Hola señor Ma...— su voz se paró al ver a un hombre diferente, no esperaba a nadie, al menos no a alguien que fuera tan guapo a decir verdad. —¿Disculpa quien eres?— no podia dejarse llevar mientras su bebé podría estar en peligro, aunque no llevase ni 20 segundos ese extraño en la puerta, nunca se sabe.

—¿quien eres tú?— tenía un acento más marcado de lo normal y unos pómulos de infarto. Pero se veía tan confundido como harry en estos momentos.

—La persona que vive aquí, a la cual acabas de tocar a su puerta— respondió el rizado cruzándose de brazos.

—¿es enserio esto? No recordaba que los chicos de limpieza tuvieran buen humor— ok el chico comenzaba a molestar a al rizado, ¿acaso esto era una broma o algo así?

—No se quien eres así que por favor vete— Harry cerró la puerta en la cara del otro, ¿que le pasaba a la gente hoy en día? Esas bromas no eran nada graciosas. Al darse la vuelta estaba por volver a su tareas cuando un ruido en la puerta lo alertó. Dos segundos bastaron en lo que volteó para ver la puerta abierta y al mismo hombre molesto de hace unos momentos abriendo la puerta mientras observaba a Harry.
Ok, ahora si se preocupó de verdad.

—¡Sal de mi casa o llamaré a la policía!— la voz de Harry salió firme pero debía aceptar que el miedo lo estaba invadiendo.
La mirada azul (muy azul) del extraño ¿ladrón?, ¿loco? En realidad ya no importaba pues estaba invadiendo su privacidad y no estaba dispuesto a poner a su bebé en peligro.

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