En tus senos de ríos y lavas, en tu sangre de corales y selvas, en tu rostro de lodos y cielos, en tu vientre de montañas y flores... ahí me engendré y me diste por hermanos a criaturas veloces y feroces y artísticas como el canto mismo, en tí me encuentro y escucho tu latido y siento tu tristeza y tu llanto... pero me sigues cobijando con tu infinito techo de libélulas y me sigues abrigando con tu fuego indescriptible vuelto estrella.