Jisung es uno de los chicos más dulces de todo su instituto. Era atentó, tierno, respetuoso y todo lo bueno que las personas se podrían imaginar.
Y si, esa misma persona, tan amable y cordial, estaba enamorado del gótico culon del salón.
Que tenía u...
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Jisung estaba nervioso.
Su corazón parecia querer salir de su pecho, no paraba de latir. Sentía algo de asco de si mismo ya que sus manos estaban comenzando a sudar, era una sensación horrible.
Pero era simplemente imposible no ponerse de ese modo cuando Lee Minho estaba tan cerca de el, cuando Lee Minho estaba enganchado de su brazo llevándolo a una cafetería cualquiera y parloteaba sobre cualquier cosa a la cual no le estaba prestando su debida atención.
Sinceramente, nunca pensó llegar tan lejos con el y tan lejos se refiere a que el menor estuviese pegado como garrapata a su cuerpo.
Aunque no le molestaba para nada, uh...
Tomo aire cuando el pelinegro lo acerco aun más a su anatomía, caminando está vez junto a el.
De verdad estaba enamorado de ese chico.
"No haz hablado mucho, Han" pronuncio el mayor, haciendo pucheros.
El moreno trago saliva, encogiéndose de hombros.
"Solo...um, quiero escucharte" le sonrió, mostrando su hermosa dentadura "es entretenido hacerlo"
Minho parecía más confiado desde la última vez que se vieron.
Siempre mantenía con sus manos cerradas en sus muslos y con sus labios temblando, pero ahora, parecía totalmente efusivo y confiado con su presencia y se sentía feliz de estar formando ese pequeño vínculo con su crush. Lo había estado esperando por meses.
Muy pronto, entraron a la misma cafetería en la cual ya habían estado hace unos días. Tomaron asiento en las mesas que estaban dentro del local.
Minho sonrió.
"Han" le llamo, el mencionado hizo un sonidito indicando que le prestaba atención "¿tu invitas, verdad?"
"Oh" le pregunta le pareció divertida, pero evito reírse por ello "claro, tu pide lo que mas quieras, Minho".
"Gracias, Han"
Parecía que Minho se había tomado muy enserio lo que dijo.
Porque poco después de haber llamado al mesero, el menor pidió un helado tamaño familiar, con extra salsa de chocolate, chispas y tres sabores diferentes junto con una especies de ¿Brownie? en el plato, también pidió una malteada para acompañarlo, la cual tenía crema por todo el vaso.
Mierda, de tan solo ver ese montón de dulce en la mesa su cerebro solo maquinaba: diabetes, diabetes, diabetes.
Ah, ¿y el? pidió un café con una dona.
"¿Y tus padres Minho?" Surgió entre la conversación que habían estado teniendo "cuando fui a tu casa dijiste que vivías solo"
