01 de abril de 1997
Mi querida Emily, todavía recuerdo la primera vez que nos conocimos, cuando estabas buscando a tus padres y me viste junto a ellos en tu sala de descanso, te acercaste preguntando quien era y que hacía con ellos. Tus ojos lucían confundidos, nunca me habías visto, pero yo te conocía por las cosas que me contaba mi papa o viéndote junto a tu familia en la televisión. Me presente de forma desordenada, y me avergoncé por presentarme de esa manera a la futura reina, pero todavía me acuerdo del brillo en tu mirada y esa sonrisa tierna que me dedicaste. Me dijiste que estabas feliz de tener una nueva amiga que nos íbamos acompañar a todos lados. A pesar de que era una niña de apenas once años puedo jurar que nunca me había sentido de la misma manera que me haces sentir tu Emilia. Me haces sentir como una tonta, como si estuviera en las nubes, nada me importa cuando tu estas a mi lado.
incluso si el cielo está en llamas, a tu lado todo estaría bien.
Pero tu amor no me pertenece, nunca lo va hacer y eso me mata por dentro. Porque no me miras con ese brillo, como lo mirabas a él en el altar, por que tus sonrisas tiernas ya no van dirigidas solo a mí. Siempre he pensado en lo que hubiera sido, sino fuera cobarde. Quizás sería mejor que fuera un hombre, un futuro rey, para que tus padres me aceptaran, o si tus sentimientos correspondieran los míos, quizás habríamos escapado y estaríamos juntas, lejos de nuestras familias en otro lugar en donde acepten nuestro amor y nadie nos conozcan como la futura reina y su dama de compañía.
Pero sé que aunque te hubiera gritado todo lo que sentía, eso no cambiaría nada de nuestro presente y todo sería peor, porque ya no te podría ver o seguir acompañándote y prefiero aguantar esto, que ya no verte nunca más. Y eso duele, me quema por dentro, cada vez que los veo juntos, a ti y a tu ahora marido y nuevo rey, mi corazón se rompe y la garganta se me aprieta.
Sé que tus sentimientos no me corresponde y esta carta incluso me condene a mi muerte, pero ya no podía seguir guardándome esto, porque no me deja avanzar me siento estancada y no me gusta. Tengo que conocer a otras persona, algunos hombre con los que mi padre quiere que me case. Y realmente me gustaría enamorarme de otra persona y formar una familia, pero no puedo dejar de pensar en ti Emilia y en lo que hubiera sido.
Hago esta carta para dejar ir mis sentimientos por ti mi reina, duele no voy a mentir, duele como el infierno, casi toda mi vida te he amado y luego abandonar esto de un momento a otro va hacer difícil pero sé que lo voy a lograr. Porque tengo que madurar y te tengo que dejar ir, tengo que dejar todo lo que me hace daño y dejar de seguir soñando en lo que hubiera sido...
Esta carta nunca te llegara, porque hice esto para dejar a mi corazón más tranquilo y sin este amor no correspondido que lo lastima.
Pero, Quiero ser tu reina, incluso si tener dos reinas no es aceptado.
Tu fiel compañera, lucia.
30 de mayo de 1997
No sé bien como empezar esta carta, sé que estoy invadiendo tu privacidad, pero no pude evitarlo cuando esta carta tenía mi nombre escrito en ella. La encontré en tu cuarto el día de tu mudanza. Pensé en no leerla y devolvértela, pero la curiosidad me gano, y me disculpo por mi atrevimiento.
Quizás no lo sepas, pero mi matrimonio con Teodoro fue por conveniencia, ambos sabíamos desde que tenemos uso de conciencia de que nos teníamos que casar y aceptamos por el bien de nuestros estatus y mantener el linaje. Pero no te puedo mentir con que estoy feliz, en que amo al hombre con el que me case, en que me veo muriendo con el de ancianos. Porque en lo único que pienso y deseo es en que fueras tú en vez de Teodoro, fueras tu Lucy con quien me case, Incluso si eres una mujer. Porque mis sentimientos siempre te pertenecieron, porque mi corazón sigue queriendo que tú lo cuides, que tú te hagas cargo de él. Porque esto no es un amor unilateral...
Porque quiero que seas mi reina.
Pero este no es el momento ni el lugar correcto para nuestro amor.
Estoy enamorada de ti mi amada Lucy, pero nuestras familias nunca permitirían este amor sincero, ni entendería cuanto nos amamos.
Tenemos que dejar ir nuestros sentimientos para que no suframos por la ignorancia de otros.
Siempre tendrás una parte de mi corazón, tu querida Emily.
13 de junio de 1997
No sé qué sentir, ni pensar en estos momentos. He leído tu carta todas las noches desde que la tuve en mis manos, sigo sin creerlo, sigo sin creer que encontraste mi carta y que me la respondiste.
No siento enojo, pero tampoco siento una felicidad, siento una angustia que me carcome por dentro. Debería estar feliz de que mis sentimientos fueran correspondidos, pero nuestra situación me hace sentir miserable, porque nunca seremos cien por ciento felices.
Te prometo que te voy a buscar en nuestras otras vidas, y seremos felices.
Porque incluso si mi corazón deja de latir, tu eres lo que necesito conmigo.
Tú eres la única cosa que vale la pena, tu amada lucia.
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Relato epistolar
Inspirado en la canción : ta reine de angele.