サン (Three)

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Al escuchar la voz de su madre supo que había conseguido regresar, pero no tenía muy claro si aquello había sido un sueño o un delirio por culpa del golpe..

- Debes tener cuidado, ¿cómo es que te caíste así? .- Preguntó su madre trayendo una taza de té, había ido hasta su cuarto al escuchar un golpe fuerte pero no se esperaba encontrarse a su hijo tirado en el suelo.

- No lo sé... cuando me di cuenta estaba en el piso.- Mintió, pero su madre no le creería, y si le contaba lo sucedido le llamaría loco y lo obligaría a ir al médico.- Es diferente.. - Murmuró esta vez para que su madre no le escuchara.

- ¿Diferente?¿La casa dices?.- Esta suspiró y se acercó de nuevo para acariciar el cabello de su hijo.- Se que es diferente, pero verás que nos adaptaremos pronto.- Haruki no se refería a eso pero simplemente asintió con la cabeza ante la respuesta de su madre.

La casa se sentía vacía como al principio y no como con Ichiro, llena de vida. Ahora que se fijaba bien, en dos años la casa se había deteriorado bastante, como si hubiese estado abandonada por un largo tiempo. ''¿Qué habrá pasado con ellos?'' Se preguntó, sin embargo no tenía forma de averiguarlo. Recordaba que Ichiro le dijo que se reencontrarian en dos años, aunque no le dió tiempo a explicarle como...

- Voy a pedir unas pizzas para cenar, ¿qué te parece?.- La madre de Haruki tenía el teléfono en la mano esperando su respuesta.

- Está bien, pero la mía normal y sin piña.- Su vida había vuelto a la normalidad en un abrir y cerrar de ojos, en dos semanas empezaba las clases y empezaría un nuevo curso con nuevos amigos y profesores..

Ese día se sintió extremadamente raro, estaba por fin en su casa y aun así sentía que algo no andaba bien, tendría que asimilar poco a poco todo lo que había pasado. Quizás escribiría un libro cuando fuese mayor o le contaría esa historia si algún día tenía nietos como hizo la abuela de Ichiro.

Un mes después ya se habían adaptado a todo, Haruki debía coger dos trenes en la mañana para ir a la escuela y su madre podía coger un bus local para ir al trabajo. Se había apuntado al club de voleibol para estar ocupado las tardes ya que su madre llegaba bastante tarde, y sus compañeros tanto de equipo como de clase estaban siendo bastante amables con él, no podía quejarse. También había empezado a aprender a cocinar, casi todas las noches le tenía la cena ya lista a su madre. A punto de cumplir los 18 empezaba a tener más responsabilidades, a pesar de que le alegraba por fin poder ayudar se le sumaba también algo más de estrés..

Aquel día su madre le dió el recado de pagar el alquiler al dueño, pasaría por la tarde por lo que ese día no fue a entrenar. Cuando el timbre tocó ya tenía el sobre preparado con el dinero encima de la mesa y un té para invitarlo educadamente. Fue a abrir la puerta y se encontró con un señor de unos cincuenta años que debía ser el casero.

- Buenas tardes.- Dijo educadamente haciendo una reverencia en forma de respeto.- Pase, mi madre se encuentra trabajando pero puede pasar.- Con educación también, el señor entró en la casa y ambos se dirigieron a la cocina.- ¿Puedo hacerle una pregunta si no es molestia?

- Claro, no hay problema.- Haruki le sirvió el té una vez ya en la cocina. ''¿Estaría bien si le preguntaba por la anterior familia dueña de la casa? Quizás ni siquiera sabe quién es Ichiro..

- Un vecino me comentó que anteriormente vivió aquí una familia bastante grande, me preguntaba que pasó con ella...- Quizás sonaba chismoso pero no podía evitar sentir curiosidad por saber que había sido de ellos.- Encontré algunas cosas de uno de los hijos y me gustaría devolvérsela..

- ¡No me digas eso! En esta casa estuvo viviendo mi hermano junto a nuestra madre, seguro que le pertenece a alguno de mis sobrinos.- Haruki no pudo evitar sonreír al escuchar sus palabras, eso significaba que podría reunirse con Ichiro de nuevo.- Le diré que se pasé un día a recogerlo.

Jikan 時間Donde viven las historias. Descúbrelo ahora