Soledad, una llave brillante revela memorias aisladas en el prisma del tiempo, estoy solo con mis recuerdos, ya no puedo recordar, soy un hombre solitario olvidado por Dios
¿Qué soy sin mis memorias? El margen que separa el pensamiento de la existencia es tan delgado como el hilo de la vida, nos tambaleamos con frecuencia, el miedo a morir coquetea con lo absurdo, pues la excarcelación de la vida es el regalo de la muerte, escondido en lo más recóndito del prisma del tiempo. Me dejaron mis memorias y con ella mis sentimientos
Me han abandonado, soy un hombre solitario de Dios y no pertenezco a ningún lugar, soy de mis memorias, no vivo en los pasajes que recorrí, vivo en la gente con la que estuve, mi esencia está en la inmensidad del mar que mi vista no alcanza, pero que sé que está ahí, en el prisma del tiempo, donde todos somos neuronas de un cerebro, conmutativamente nos recordamos unos a otros en la contienda imperecedera, esa lucha perpetua contra el olvido.
Soy un hombre solitario, ya no pertenezco a nada ni nadie y estoy perdido en un mundo vacío, sin recuerdos que lo socorran de la inexistencia, y antes de que lo olvide... perdóname Dios, porque creo que te he olvidado.
