Arpia

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Ya eran más de las diez de la noche no había nadie más en la empresa donde llevaba trabajando como chófer y asistente de la Licenciada Cisnero que ademas de ser una genia en los negocios era una total arpía que creía que todo el mundo era inferior a ella incluyéndome claro, ya que siendo un humilde asistente cumplía todo lo que la jefa pedía, por más  absurdo que fuera.

Debía admitir que por más bruja que fuera ella era extremadamente sexy que cuando me gritaba se me ponía dura al instante.

Quitando los gritos que salían de su boca aveces fantaseaba con tener mi cara en sus piernas que me distraían cada vez que entraba a su oficina después de pedirme de una manera no tan cortes que quería la agenda del día y el café de siempre, al que siempre planee en esculpirlo.

Fantaseaba con entrar en su oficina agarrarla desde su pelo y hacerla mia en el escritorio, pero cuando comenzaba a darme ordenes dejaba de lado esas fantasías y cambiaba por unas con un final no tan feliz donde ponía mis manos alrededor de su cuello y…en fin pude termine de redactar los documento para la reunión que iba a tener la Licenciada Cisnero, alias la arpía como la llamábamos todos lo empleados, me tenia harto no me había dejado salir a mi hora porque quería los malditos documentos tenia que llegar a mi casa con Lucia que estaba con la niñera desde la mañana, desde que mi esposa murió ella había quedado a mi cuidado.

Mire con odio por décima vez la puerta de la oficina en la que se encontraba la perra. Al fin termine los documentos y era momento de llevárselos toque las puertas varias veces hasta que la arpía con voz tranquila

- adelante

Tomo los documentos los miro

- muy bien Lombardo- dijo con tono frio- al parecer no es tan inepto, ahora váyase. Siento pena por su hija, tenerlo a usted como su única familia pero al menos no es un completo inútil

Me gire por oír sus palabras, ella ya estaba frente de su escritorio mientras seguía revisando los documentos de espalda a mi. Avance a paso decidido hasta quedar justo frente a su espalda, pudo sentir mi respiración en su cuello, asique se giro haciendo que quedáramos a solo pocos centímetros.

-Ahora que quiere? Le dije que se puede ir- con voz fría- vaya actué como adulto y salga de mi oficina

Me acerque más a ella

- discúlpese

- Disculparme? Acá yo soy la jefa hago y digo lo que quiero no tengo porque pedirle disculpas a un empleado

Demasiado tarde, ahora si necesitaría un nuevo trabajo. Di un paso mas y nuestras narices se tocaban, pero ella estaba impecable.

- Cual es su problema, si se podría saberlo? - pregunte calmado, espere que respondiera pero como suponía solo se quedo mirando con una pequeña mueca a lo que ella llama sonrisa- usted no tiene ni idea lo que esta diciendo – comencé tranquilo- no tiene una idea de lo que es trabajar todos los días y esforzarse para que luego una mujer desprecie y mande a la basura todo su trabajo. Haciendo que te sientas inútil para después aparentar frente a una niña que es lo que más amo que todo esta bien- pude ver en sus ojos algo parecido al arrepentimiento y tristeza – pero no le diré de mi vida porque los dos sabemos que no le interesa, pero quiere saber algo que si le debía interesar? - alzo la ceja desafiándome- usted es una arpía que cree que todo el mundo le es inferior por lo que todo el personal y no solo ellos la desprecian y cuanta razón tienen, no me extraña que acabe sola y necesitada porque nadie se atreve a tocar a alguien tan despreciable como usted – no se donde salio eso ultimo porque sabia que era completamente mentira, ahora remataría con algo que odiaba – Marcia- su nombre

La rabia radiaba en su rostro, ya la tenia acorralada con mis brazos apoyados sobre el escritorio a cada lado de su cadera aprovechando que era bastante más alto que ella, pero no parecía intimidada, sola furiosa.

Licenciada Cisnero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora