Capítulo Único.

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Dedicado a mi preciosa amiga Sandia_Hanejima.

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A pesar de haberse criado prácticamente en la Agencia de Detectives, para Ranpo, aún le resultaba —algo— imposible comprender las acciones del presidente, Fukuzawa.

No lograba entender el por qué en algunas ocasiones actuaba de manera tan serena y reacia hacia ciertos temas, y, para otros, parecía no darles la menor atención que (desde su punto de vista) deberían ser vitales para llevar a cabo un funcionamiento exitoso para el trabajo que realizaban.

Como, por ejemplo, estaba el hecho de enviarlo a comprar galletas y café con Atsushi, el miembro más joven de la Agencia.

Edogawa no podía explicarse cómo, a pesar de contar con una secretaria más que eficiente, él se veía obligado a embaucarse a una misión (si es que se le podía llamar de esa manera a algo tan insignificante y burdo) junto al albino.

Aunque, no es como si pudiera quejarse, su jefe había sido bastante claro al respecto;

«Vuelvan antes de las 17:00 horas, tengo asuntos que conversar contigo».

Intentaba utilizar su don con la intención de descubrir lo que realmente planeaba el mayor.
Más le era imposible.

Buscando pasar el rato en lo que continuaba con las compras, miró de reojo al recién egresado, quien parecía disfrutar del día.

Estando en esa situación, no vio algo mejor que hacer que iniciar una conversación; nada pretencioso, por supuesto.

— Atsushi.

— ¿Sí?

— ¿Cómo te has sentido con Dazai como tu compañero?

El muchacho se limitó a sonreír de manera tímida y alzar los hombros.

— Bueno, es un mentor complicado, pero he aprendido mucho de él.

— ¿A suicidarte?

— ¿Qué ¡No! — Exclamó, soltando una pequeña risa nerviosa. — Me ha mostrado las diferentes formas en las que puedo ayudar a los demás sin tener que depender tanto de mi pasado.

Ligeramente extrañado por la complejidad y profundidad de la respuesta, ladeó la cabeza.

— ¿Dazai? ¿En serio te enseñó eso?

— Lo hizo — Suspiró, llevándose las manos a los bolsillos del pantalón. —. Sé que puede parecer extraño porque usualmente está haciendo chistes sobre acabar con su vida e intentándolo de diferentes maneras, pero... En el fondo, sé que quiere vivir.

Edogawa guardó silencio.
Se preguntaba si alguna vez sería capaz de comprender de esa manera a Fukuzawa.

De alguna forma, le frustraba el no poder mantener una relación tan cercana y explícita como la tenían los demás miembros en la agencia; quería entenderlo.
Quería convencerse a sí mismo de que Yukichi era simplemente un hombre chapado a la antigua que no le veía sentido a ser alguien necesariamente empalagoso o cursi cuando se trataba de alguien como él.

Sus pensamientos repentinos fueron interrumpidos en cuanto Nakajima colocó su mano sobre el hombro, sorprendiéndolo ligeramente.

— ¿Qué pasa?

— Bueno, Ranpo... Tenemos las compras listas y ya son más de las 17:00 horas, ¿Hay algo más que quieras hacer?

— ¿Qué más querría hacer? — Preguntó, continuando con su andar. — Además, Fukuzawa me dijo que necesitaba hablar conmigo, y no puedo dejar que el tiempo corra cuando él me lo pidió... Menos cuando se trata de dulces, muero por comerme estas cosas.

¡Feliz cumpleaños, Ranpo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora