Horas antes de la cena vino una criada de aspecto sencillo y cabellos azabaches, ella sería quien estaría a cargo de Sae.
—Es un honor servirle, hoy la ayudaré a prepararse para la cena con el duque.
—Esta bien, gracias por su servicio.
La criada levantó la cabeza y miró emocionada a su nueva señora, sintió que ella era tan hermosa y todo indicaba que también era amable.
Por otro lado, ella era una persona que estaba muy interesada en arreglar a otros en aspectos hermosos, mirar a su nueva señora la llenó de vitalidad y energía.
—Iré a preparar su baño, ¿tiene alergia a algún producto?
—No, que yo recuerde.
—¿Perdón?
—Bueno, todos los que he probado me han funcionado bien.
—Entiendo, ¿qué productos suele usar?
Las cejas de Sae se fruncieron levemente, realmente esas preguntas la ponían nerviosa; después de todo, ella no era Misae y por mucho que la haya observado no conocía muchos detalles de su vida.
—Yo no lo recuerdo.
—No se preocupe, iré a preguntar al mayordomo, si me disculpa.
La sirvienta salió con relativa prisa, dejando a una preocupada Sae en la habitación.
—No te preocupes, muchos nobles no saben lo que usan, estuviste bien.
—Yo creo que tengo que preguntar sobre Misae.
—Bueno puedo ir por ahí a investigar un poco.
—Gracias.
Más tarde la criada regresó y ayudó encantada a Sae a vestirse.
Era la primera vez que la santa veía que era tan complicado arreglarse, ella estaba acostumbrada a usar una túnica blanca y tener el cabello suelto; pero ahora traía un vestido que definitivamente fue trabajoso poner, y su cabello fue peinado meticulosamente.
—Usted es absolutamente hermosa, estoy segura que fue por eso que el duque se enamoró de usted.
—¿Perdón?
—¿No me diga que no lo sabe? Es una historia muy conocida, el duque la vio en la fiesta de cumpleaños del tercer príncipe y se enamoró de usted... fue una pena lo de sus padres, pero, por eso mismo el duque aceleró el proceso de la boda. No puede soportar dejarla sola; es una pena que no haya ceremonia debido al periodo de luto, pero es sumamente encantador su cuidado por usted.
“¿Qué clase de escenario es este? Nunca oí de algo así...”
—Bueno, deberíamos dirigirnos al comedor; cuando la vuelva a ver se enamorará de usted una vez más.
Sae solo se quedó callada mientras seguía a la criada; no recordaba tal historia, pero luego de pensarlo es probable que sea su tío quien haya hecho correr el rumor, después de todo, sería muy criticado si enviara lejos a su sobrina cuando ya no estaban su hermano y cuñada.
Al llegar al comedor vio a un hombre de buen aspecto que vestía un traje oscuro y la miraba con ojos profundos.
—Esta es Misae de la casa de Ramios, es un honor estar en presencia de su gracia.
—Puedes ponerte de pie, toma asiento.
La joven se sentó frente al hombre, sus ojos observaron su entorno casualmente y sin decir más se quedó quieta.
—Asumo que sabes que mañana nos cansaremos.
—Así es, su gracia.
—No habrá ceremonia, ni rituales de bodas.
—He oído eso.
El hombre la miró con cierta curiosidad. Ella se veía imperturbable; no había rastro de tristeza, desesperación, decepción u otra emoción en su rostro.
—Tu tío recibió una mina de plata a cambio tuyo.
—Recién me entero de ello, ¿me lo dice porque quiere que le devuelva el dinero?
—No, solo quería que lo supieras.
—Bien, ahora estoy enterada.
La conversación llegó a un punto muerto, el ambiente se tornaba algo incómodo; pero ahí estaba ella, tranquila e impasible.
—Maestro, empezaré a servir la cena.
—Adelante.
A la orden del mayordomo, los sirvientes dejaron algunos platos en la mesa, luego salieron en silencio, solo el mayordomo continuó quedándose de pie sin decir más.
—No tengo pensado que nos mostremos en eventos públicos.
—Entiendo.
—No puedes hacer gastos excesivos o salir de forma descuidada.
La joven frunció el ceño ligeramente, tenía la conciencia culpable ya que pensaba dar un paseo nocturno; pero rápidamente recuperó su expresión de calma. El hombre por supuesto que notó su pequeño cambio, así que decidió agregar.
—Cualquier gasto debes de informarlo al mayordomo y luego yo lo aprobaré.
—Esta bien, lo entiendo, su gracia.
Al verla volver a su expresión, el hombre sintió que falló en su supuesto, entonces intentó otro enfoque.
—Lo mejor será que no salgas a fiestas u otros eventos similares, a menos que sea estrictamente necesario.
—¿Puedo ir al conmemorativo del tercer mes de fallecimiento de mis familiares?
—Sí, te acompañaré en esa ocasión.
—No es necesario, basta con que yo vaya.
El hombre levantó ligeramente las cejas, normalmente pediría ser acompañada, al menos para dar imagen.
—Como quieras.
—Gracias. Por cierto, su gracia, ¿nos hemos visto antes?
—No creo que se haya dado tal situación.
—Ya veo.
—Seguro oíste el rumor, es obra de tu tío.
—Oh, pensaba que era así; gracias por confirmarlo.
La joven continuaba con calma, normalmente en este momento debería mostrar odio por su tío que prácticamente la estaba vendiendo, pero no; ella solo lo trataba con indiferencia.
—También me gustaría que te mantengas al margen de asuntos que no sean relacionados a ti.
—No se preocupe, trataré de vivir de forma que no note mi presencia.
—Me parece bien; otra cosa, aún no pienso darte deberes de administrar la casa–
El hombre detuvo sus palabras ya que notó el cambio en sus ojos, este cambio no era por lo que él estaba hablando; al seguir su mirada notó un postre local, ella parecía realmente quererlo, sus ojos parecían los de una niña encontrando un tesoro.
De repente se dio cuenta que hasta ahora no habían tocado la comida, ella no había comido nada desde que llegó; esto lo hizo sentirse algo culpable, así que recogió el postre y lo puso frente a ella.
—Este es un postre local hecho de frutas y cacao, puedes probarlo si deseas.
Los ojos de Sae parecían estrellas resplandecientes y por primera vez en toda la noche, ella miró al hombre a los ojos y le dio una suave sonrisa.
—Gracias.
“Esto es lo que ese niño dijo que era el mejor postre.”
Ella tomó una cuchara y lo probó sin mucho cuidado, luego lamió de sus labios algunos sobrantes; sus ojos estaban cerrados y se mostraba extasiada.
“Definitivamente, el mejor postre; debería comer esto todos los días”
El hombre levantó una ceja, estaba un poco sorprendido; era la primera vez que veía tal reacción en una mujer, quizá un niño estaría emocionado y podría hacerlo, pero una adulta... ciertamente sería extraño de ver, pero en ella de algún modo era lindo (?).
—Raven, dile al cocinero que preparé este postre para ella todos los días.
—Como ordene.
El foco de visión de Sae cayó rápidamente sobre el mayordomo y dio una sonrisa se agradecimiento sincero.
—Gracias.
—Para servirle, señorita.
El duque miró con cierta curiosidad la escena, era raro ver a un noble agradecer a un sirviente y más por un simple postre.
—Prueba comer otros platos, luego puedes decirle los que más te gusten a Raven.
—Entonces empezaré, con su permiso, su gracia.
Y así empezó el show de deleite de la ex santa, sus expresiones fueron bastante ricas y atractivas de ver; ciertamente fue un espectáculo para el duque y el mayordomo.
—[Sae, el mayordomo está frunciendo los labios y ese hombre de enfrente lleva un buen rato mirándote...]
Por la voz de su amigo, la joven se percató de su comportamiento y se sintió bastante avergonzada, apenada dejó los cubiertos a un lado y tomó un pañuelo para limpiarse.
—Siento haber mostrado un espectáculo vergonzoso.
Su voz era algo débil y sus orejas estaban rojas; ella en verdad quería solo que olvidaran lo que habían visto. Qué dirían los sacerdotes si vieran a la santa así, ciertamente su imagen sería destruida.
—No te preocupes, puedes continuar.
—Bueno, creo que es suficiente–
“Toc, toc, toc...”
Alguien tocaba la puerta, el mayordomo la abrió y recibió una carta que fue entregada al duque ese mismo momento.
Las cejas del hombre se fruncieron con gravedad; parecía que algo serio había ocurrido.
—Tengo que salir, nos vemos mañana.
—Que dios te acompañe en tu viaje y–
Las palabras se apagaron abruptamente, eso era lo que siempre decía a los sacerdotes y caballeros luego de que vinieran a pedir su bendición; ciertamente los hábitos son difíciles de controlar.
—¿?
La santa pensó que ciertamente no podía decir “y que traigas gloria al imperio sacro”, así que optó por una variante que podría encajar.
—Y vuelvas con seguridad.
—Gracias.
Luego de esa palabra el hombre salió sin notar el conflicto interno de la mujer. Ella estaba pensando en maneras efectivas de eliminar sus hábitos, pero luego de pensarlo cayó en cuenta que no entraría en contacto frecuente, ni con él ni con otros.
—Señorita, disculpe que la moleste en este momento.
—No, no es una molestia.
—Noté que no trajo equipaje alguno con usted, para el evento de mañana, ¿estaría bien si me ocupo de su indumentaria?
—Sí, puedes hacerte cargo; para ser sincera soy bastante ignorante en el tema.
Una vez pasado el pequeño desequilibrio, la joven mujer pudo hablar tranquilamente.
—Entonces haré lo preparativos necesarios, ¿Podría indicarme los platos que son de su agrado?
—En realidad, todo es delicioso, quizá podría preferir un poco el postre del inicio.
—Entonces ordenaré al chef la preparación diaria del postre.
—Gracias, ¿puedo volver a mi habitación ahora?
—No tiene que preguntarme, usted será la señora de esta casa.
—Lo recordaré, entonces me retiro.
Tras la reverencia del mayordomo, Sae caminó con pasos relativamente rápidos a su habitación.
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La nueva vida de la Santa
RandomNacimos para conocer los que nos rodea, nacimos para cometer errores, para caernos y levantarnos, para sufrir y para reír; para experimentar la vida... Algún día me gustaría salir al menos de esta habitación, algún día me gustaría al menos ver más...