Era un día normal no había nada que hacer, 5:00 am la hora donde siempre despertaba sola sentada en el piso, indecisa por saber cuál de todos esos caramelos tan dulces me metería a la boca, después de un rato elegí uno lo pase y todo volvió a la normalidad, escuchar su vos era algo realmente excitante solo pensaba en lo que podía pasar si existiera.
Llegando a la entrada de aquella prisión donde cada uno debería de vestir igual no se aceptaban ningún cambio todas las chicas con cabello recogido y los chicos con el cabello bien peinado, pero a los estudiantes no les importaba todos vestían como quisieran.
Una vez en la fila lo vi, la vos de haruchiyo me decía que no que el no era para mí pero mi corazón quería quedarse con el se sentía seguro cerca de el.
Mi mente repetía lo mismo - el no te ama, ni siquiera sabe que existes ya déjalo ir.
Fue donde me propuse enamorarlo y hacer que me quisiera y haruchiyo se borró de mi mente rápidamente como si jamás existiera, aunque en realidad no existía, no podía tenerlo pero ELIAS estaba ahí, para mi.
Así que empecé mi plan intentar enamorarlo de mi, le envié cartas
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Y le baje la luna en estas para que callera en mi trampa, y callo