੭ opening sequence. ⨾ BeomHyun / TaeGyu

(our) beginning.

Todos los dioses tienen la oportunidad de disfrutar aquél paraíso al cual llaman Edén. Un lugar donde las mil maravillas nunca antes vistas por ojos mortales están a su disposición y al simple alcance de sus manos dotadas con inimaginables poderes.

No es de extrañarse el ver a la distancia a la hermosa diosa del amor con sus bellas seguidoras disfrutar del hermoso día que les aguarda, como es que las más jóvenes deidades juegan sin preocupación alguna, y que cualquier ser que pase por el lugar disfrute de algo tan hermoso que es solo capaz de compararse con el mismísimo cielo.

De entre todos los enaltecidos y orgullosos dioses, había uno que solo podía disfrutar con la mirada, incapaz de moverse de su triste lugar. Sus pasos fueron prohibidos por el resto de dioses en aquel precioso Edén, pues este solo terminaría por destruirlo poco a poco: el dios de la muerte, quien tenía que conformarse con ver al resto ser feliz.

Un día más, unas largas horas más son las que pasaría aburrido de pie en la puerta al mismo infierno. El único sitio donde su destructiva aura no dañaría nada. Realmente deseaba salir de aquel deprimente lugar, poder tocar aquellas hermosas flores que delimitan el área, o tan solo convivir con alguno de los otros dioses que lo habían olvidado a este punto.

Suspiró cansado, siguiendo con la mirada a quien sea que pasara por ahí, quizá solo deseaba ser notado entre la gran cantidad de orgullosas deidades, alguien que tuviera el valor de hablar con la misma muerte, pero, el ver el temor en ellos le daba señales de que no sería así.

Hasta que, un buen día, entre todo su aburrimiento, aquél alma jóven recién proclamada dios de la vida, lo notó.

Este jóven dios vió su decaído semblante a la distancia, encaminando sus pasos hasta él en busca de una respuesta a su soledad, ignorante de quien era aquél ser.

ㅡ ¡Hola! ㅡ sonrió con una brillante sonrisa y unos ojos llenos de, como su puesto lo dice, repletos de vida.

La muerte no supo que responder, quizás había pasado tanto tiempo solo que olvidó como hablar también.

ㅡ ¿No quieres venir con nosotros a comer? Las festividades no tardan en empezar, y nunca te he visto en alguna.

ㅡ Realmente desearía poder decirte que sí, pero creo que eso no va a ser posible.

ㅡ ¿Por qué? ㅡ preguntó con cierta decepción, viendo al contrario sonreír tranquilo.

ㅡ Tus mismos progenitores me lo prohíben desde hace años. Todo lo que yo toque, morirá. Así que soy un peligro para el Edén.

ㅡ Como dios de la vida, te prometo que voy a revivir todo lo que dañes. Yo pasaré las festividades contigo, aunque sea en este sitio. ㅡ y con eso, hizo a la muerte sonreír con dulzura ante un alma tan inocente como aquella. ㅡ Mi nombre es Beomgyu, muerte, ¿Podría saber el tuyo?

ㅡ mi nombre es Taehyun, un gusto, dios de la vida.

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Todos aquellos días, cuando sus ocupaciones eran resueltas, la atenta deidad de la mismísima vida se acercaba a pasar tiempo con el mas temido dios existente. Había algo en ellos, que simplemente hizo click desde el primer día que conversaron, eran lo opuesto, el otro lado del espectro... Y eso estaba bien.

Mientras que a sus espaldas, el resto de entidades solo miraban con cierto desprecio como es que aquella amistad solo seguía creciendo día con día.

A los padres de la vida no le agradaba aquel vínculo, no les parecía que al chico que ya consideraban el rey de todas las deidades conviva con el ser más cercano a satán, aquél que todo destruye, al que nadie puede ver sin sentir un miedo en su interior.