Felix Lee, un chico delgado y callado, se enamoró de uno de los chicos más populares y guapos de la escuela, Christopher Bang. Un día, con la obsesión de Felix hacia Chris, decide entrar a su casa. Pero lo que vio dentro no era el Christopher que ha...
La mujer empezó a gritar más fuerte. De repente, algo fuerte se golpeó contra mi espalda, y comprendí que aquella mujer no gritaba por mi presencia. Gritaba por algo mucho peor.
Dolía, y mucho, sentía como la sangre recorría por mi espalda, manchando el piso.
- Qué raro, no he visto a mis parientes en 10 años. Pudiste haber dicho que eras mi hermano.
Empezó a arrastrarme, y a ahocarme con mi abrigo, con la poca fuerza que tenía, lo golpeé en las piernas e intenté levantarme. Quise ir hacia las escaleras, pero ya era tarde, Chris me golpeó en las piernas y volví a caer. ¿Quién... era esa persona? El Chris que yo conocía... Era una persona más amable. No, el Chris que yo conocía no estaba ahí.
Se acercaba lentamente, quería huir, quería salir corriendo de ahí, pero mis piernas no reaccionaban. Maldición, ¡voy a morir aquí!
Chris se detuvo enfrente mío y alzó un bate, dispuesto a golpearme de nuevo.
¡No quiero morir!
- ¡Me enamoré!
Grité, eso fue lo único que podía salir de mi boca en ese momento. Chris se detuvo.
- Universidad Sungsoo, clase del 2011, ¡estaba en la misma clase que tú! También te vi en el ejército...
Bajó el bate.
- ¡Tú me salvaste de mis superiores! Y desde entonces yo-
Las lágrimas empezaron a salir, sentía el rostro arder en ese momento.
- Y-yo nunca pensé que te molestaría algo así, ¡Me gustas demasiado!
- Tú y tus murmullos...
Se agachó y vi como su mano se acercaba, cerré los ojos del miedo, ¿me mataría ahí mismo con las manos?
Sorprendentemente, acarició mi cabello, abrí los ojos y me dedicó una sonrisa. No entendía que pasaba, hace algunos minutos me atacó y ahora me sonreía, ¿qué le pasaba?
Se levantó y miró alrededor.
- Este sótano es pequeño para los dos, ¿qué tal si subimos?
Mis ojos se iluminaron, ¿realmente estaba pasando? ¿Chris me estaba invitando a subir?
Subió las escaleras y yo lo seguí, me costó mucho pero pude llegar casi al final, se detuvo en la puerta y le dije:
- ¿Realmente me has perdonado?
Se dio la vuelta, y me sonrió.
- Sí, pero... No cómo están tus piernas.
Aún con la sonrisa en el rostro, me empujó.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
