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Resumen: Cómo Michael Myers obtuvo su icónica máscara blanca.
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“Un hombre no haría eso… esto no es un hombre”
Dr. Samuel Loomis
Todo comenzó la noche de Halloween. Asesinó a su hermana, su novio Steven y su padrastro Ronnie. Así fue como el niño llamado Michael se convirtió en la máquina de matar sin alma conocida como La Forma. Ha matado a decenas de personas. Él lo sabe. ¿Cuánto? Perdió la cuenta. ¿Y a cuántos más matará? Él no lo sabe.
Y debajo de esa máscara blanca... ¿Quién es él? Nadie lo sabe, ni siquiera Michael Myers. Y él es quien lo lleva. La máscara es su identidad. Su alma. Su corazón. Sin ella no es el asesino... La Forma... Michael Myers.
El miedo es su arma. El cuchillo es solo una herramienta para extraer ese miedo de sus víctimas. El mismo cuchillo de carnicero que usó para matar por primera vez. Será el mismo que use para matar por última vez. ¿E incluso en la muerte seguirá matando? Él no lo sabe.
Hay muchas cosas que Michael Myers no sabe. Pero las cosas que él sabe. Son las que lo impulsan. Llévalo contigo. Como una cadena envuelta alrededor de su cuello. Y no lo combate. Él corre adelante. Para tirar de la cadena. Para llevar la cadena se supone que debe tirar de él. Conduciéndolo hacía su destino.
Como una máquina de matar imparable. Un asesino que nunca será otra cosa que lo que es. Un asesino. Un ser sin alma. El no es un hombre. Él es más de lo que cualquier hombre podría aspirar a ser. Y él lo sabe. También sabe que nadie espera ser como él. Nadie se preocupa por él. Nadie lo ama.
Y él no quiere ese amor. No ahora. Jamas.
Porque él es Michael Myers.
La noche en que obtuvo su máscara. Fue la noche en que los mató. Había estado comiendo dulces en la cocina. Puñados de caramelos. Fuera de su cubo de Halloween. Y su mamá. Pobre madre. Estaba en el club de striptease haciendo su trabajo. Bailando en un poste. Vendiendo su cuerpo. A los hombres que no se preocupaban por ella. Que solo se preocupaba por su imagen.
El la amaba. Él la amaría para siempre.
Y todavía
No se arrepintió de lo que hizo. Sabía que él era la razón por la que su madre se suicidó. Pero todavía no se arrepintió. Era un ser que no podía sentir arrepentimiento. Eso no podía sentir nada. Ahora ni nunca. Y no le importaba.
Esperó hasta que Ronnie se durmió. Roncando en su silla. Y lo ató con cinta adhesiva. Cogió el cuchillo más grande que pudo encontrar y le cortó la garganta de par en par. Se derramó como un río. Un río de sangre. Entonces llevaba puesta su máscara de payaso. La máscara que su madre le había comprado para Halloween.
Y luego esperó. Esperó a que los sonidos del pecado terminaran desde arriba. Y Steven, el novio de Judith, bajó las escaleras para comer algo. No era bienvenido aquí. Steven había convertido a su hermana en una puta. Tenía que morir.
Michael Myers mató a golpes a Steven con un bate de béisbol de aluminio. Murió en segundos por el traumatismo craneal. Pero siguió golpeándolo. Hasta que su cabeza ya no existió. Hasta que hubo sangre por todas partes. Y luego subió las escaleras.
Se quedó fuera de la habitación de Judith durante un rato. Y finalmente entró. Ella estaba acostada en la cama escuchando música en el walkman que su madre le había comprado para Navidad el año pasado. Miró hacia abajo. En una máscara blanca sucia con cabello castaño. Parecía un rostro humano. Se lo puso. Lo ajustó para que pudiera ver.
Él arrastró una mano por su pierna. Ella pensó que era Steven. Cuando se dio la vuelta, comenzó a gritarle. Gritando su nombre. Ella no estaba realmente gritando todavía.
Le hundió el cuchillo en el estómago. Profundo y retorcido. Lo sacó y lo volvió a meter. Ella realmente comenzó a gritar entonces. Sonrió bajo la máscara.
Intentó caminar hacia el teléfono. Intentó. Él la siguió. Al final del pasillo. Y luego la apuñaló numerosas veces en la espalda.
Cuando ella murió, entró en la habitación de su madre para saludar al bebé. Él siempre la había llamado Boo. El la amaba. Él siempre la amaría.
Michael Myers llevó a Boo por las escaleras hasta la cocina. La puso sobre el mostrador de la cocina. Con cuidado de evitar el cuerpo de Steven en el suelo.
Luego limpió el cuchillo y se quitó la máscara. Rompió una tabla del suelo y deslizó sus pertenencias dentro. Estarían a salvo si alguna vez regresaba a casa. Salió a la calle con Boo en brazos y se sentó en el porche hasta que su madre llegó a casa. Su puta madre.
Ella le preguntó por qué estaba afuera. Él no lo sabía.
Nunca sabría por qué salió a la calle esa noche. Por qué no mató a Boo esa noche.
Pero sí sabía que cambiaría para siempre.
Y así fue como Michael Myers obtuvo su máscara.
Lo último que verían sus víctimas sería la máscara blanca inexpresiva con cabello castaño oscuro mirando fijamente sus almas dolidas. Con los ojos negros.
