El cielo sobre tus ojos | Margus

Capitulo 4 : Ropa grande

⚠ Referencias Sexuales

Precaución esta es mi historia y me la cojo como quiero. Si no les gustan lo que va a pasar a continuación, saltense el capitulo o hasta donde esten estas flechita " 》"
Y más vale que le guste MarcosTop

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Agustín empezó a desear estar nominado todos los domingos si la sorpresa de Marcos sería asi.
Respiraba con calma y tratando de que no se le escape ningún sonido que lo delatase. Quizás sea por la euforia pero las estrellas estaban más borrosas y brillantes de lo común, ya nisiquiera podía ver bien la luna, intento concentrarse pero me era inutil. La transpiración de su frente hacia que su pelo se pegoteara en esa parte. Sin embargo cerró los ojos al sentir tal placer por todo el cuerpo.

- Mirame -ordenó. Agustín abrió los ojos mirando a su amante. A pesar de la poca iluminación del lugar, y la luna que era toda la luz que tenían pudo distinguir los ojos verdes que se aparecían frente a él, mirándolo con tal vez deseo.

Lo besos eran los dueños de lugar, las caricias, los toques, lo delicados movimientos, la exitasion era todo lo que había que los vidrios se empañen con sus propias respiraciones. Era la primera vez de ellos dos y querían que fuera, única, especial quizás y que se vayana dormir juntos abrazados, como casi todas las noches.
Agustín casi grito, pero ahogo ese grito dejando salir un olloso gemido de placer estirando el cuello hacia atrás. Esa noche seria especial, no solo porque estaba cumpliendo uno de los deseos que tanto añoraba, si no porque era con Marcos con que lo hacía.
El único al cual le hizo dar un giro a su manera de pensar, el único al cual no sintió vergüenza por ser como es. Y ahora estaba entregando todo.

Por otra parte Marcos estaba contemplando cada momento que pasaba, mirando los ojos de quizás su amado. No entendía que sentía Agustín por el, quería creer que era amor, pero desde que vio aquellos ojos azules como el cielo, mirándolo con delicadeza no pudo soñar con otra cosa. Diciendole lo hermoso que eran cada momento que podía, estando cerca suyo todo el tiempo, incluso cuando toda la casa estaba contra de él, no creyó ni una palabra de lo que decías. No solo porque estaba perdido en ese mar azul, sino porque de alguna manera confiaba en el y sabía que todo lo que decían solo era para dejarlo solo.
Jamás lo dejaría solo, menos en estos momentos en los que solo quería estar atrás de ese enano risueño, charlatán y gentil.
Le gustaba, no.. no le gustaba, lo amaba. Amaba como reía, amaba lo sencillo que era, amaba sus ojos.. Esos ojos lo tenían tan hipnotizado, amaba tomarlo de la cintura para besarlo, amaba la barba que se le estaba formando, amaba sus rulitos y esperaba que le crezcan más, amaba sus dientitos chuecos le parecía tan tiernos, amaba la forma en la ahora disfrutaba todo lo que le hacía.

- Agu.. -susurro. Agustín lo miro, hasta el momento el era el único que estaba emitiendo sonidos por clara situación. Sin embargo ahora era Marcos quien se dejaba susurrar su nombre y permitirse gemir.
Lo beso, lo beso como nunca lo hubiera besado, gimiendo, acariciando, permitiéndose quizás ser bruscos. Porque a pesar de todo, Agus no controlaba la fuerza, y no se daba cuenta que sus manos estiraban los mechones que colgaban de la nuca de Marcos, aunque este por la exitasion no lograba darse cuenta. Cada vez iban más rápido, y Agustín se abrazo más a Marcos sin poder controlarse más. Este tampoco pudo hacerlo, pasaron un par de minutos más andas de acabar el cometido que los dos empezaron.

Al termina Los dos se pusieron rápido su ropa corriendo hacia dentro de lq casa con una manta que los taba, entre risas y besos fugaces. Aunque les fue inútil ya que al llegar solo quedaron en bóxer durmiendo así juntos, abrazados obviamente.