ZWEI

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Cerca de la academia se encontraba una localidad bastante grande. La nación Grun se identificaba por sus paisajes, puerto y zona de captura de animales marinos. Un clima mayormente frio todo gracias a la altitud y las diversas montañas que en invierno hacia plantearse uno la idea de meterse en el fuego.

Ojeaba la nota en mi mano y daba miradas al camino frente mío para no terminar chocando o cayendo, lo que sucediera primero.

Había mucho color ese día en especial, puestos en las banquetas mucho mas arreglados de alguien en su primera cita, calles que parecían brillar, ventanas que por el reflejo parecían comerte el alma. Querían orgullecer y dar la impresión. Había bastante gente importante aun en la nación.

La presentación del Elder Quai fue hace no más de tres días y la gente seguía y seguiría hablando hasta que les duela la boca.

Unos pasos mas ya me encontraba entrando en una tienda de víveres, colores azules de distintos tonos adornaban el local, pero sin saturarlo, al menos este dueño no había perdido la cabeza, o no del todo.

Con una voz amable saludé y pedí todo lo posible de la lista. No me urgía hacer la compra completa pero no tenia ganas de volver a salir sin necesidad alguna y aunque no moriría de hambre prefería ahorrarme regaños.


[...]


—... Keid H. Quah, sí y escuche que el Elder viene de una familia pobre, malviviente...


Un par de personas charlaban en una de las mesas tras de mí, su tono despectivo y de grandeza normalmente no hubiese llamado mi atención si no hubiesen mencionado el nombre de un Elder.


—No puedo creer que vayan a darle el poder y tener que regirnos bajo su ley. Me niego rotundamente, la Bourgeoisie debería...


Y aquí vamos de nuevo. La burguesía a poder, o Bourgeoisie, era quienes tomaban los mandos mientras el Elder no se presentaba y era quien ayudaba al Elder cuando este nace sin conocimientos previos.

Solo eran un grupo de gente con creencias y supersticiones antiguas, aunque era gente que tener cuidado. Nadie conoce a los altos mandos o no públicamente, solo a sus representantes que cada cuando aparecen muertos.

Me concentre en el postre en mi derecha que por mi distracción empezaba a derretirse, cerré mis ojos un momento y suspire lentamente.

No era y esperaba no fuese su problema.


[...]


El sol apenas era visible, la noche fría empezaba a rodear.

Atravesaba los arboles con tranquilidad y confianza, no había animales por la zona y si así fuese dudaba mucho que se acercaran a mí. Un valle verde se alzaba frente hasta que era cortado por el filo de un acantilado y tras de las olas de mar a la lejanía y profundidad.

Unos pasos mas y me encontraba prudente mente alejada del risco, pero lo suficientemente cerca para apreciar la vista.

De mi bolsillo saque un pequeño pan envuelto cuidadosamente para degustarlo, apoye una mano sobre el pasto y empecé.


[...]


Era como si el viento tuviese color. Pequeñas olas de fuego nítido me rodeaban, el sonido del bosque se había detenido, el mar se había detenido y las estrellas dejan de emitir destellos. Era como estar dentro de una fotografía.

Todo se mantenía en una pausa que no duraría mucho, pero me calmaría lo suficiente para soportar el día siguiente.

SONATA I, Rot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora