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En ese momento un silencio desbordante abundó en el parque, ellos solo se miraban, el tiempo pareció haberse detenido, solo se escuchaban las agudas respiraciones.

La chica nerviosa mira hacia abajo y ve como tenía la blusa embarrada.

—¡Oh cielos! —

El chico se da cuenta y retira la mano.

—Perdón, no me di cuenta.—

Ella lo mira de nuevo con cierto brillo en sus ojos para luego voltear la mirada hacia a un lado.

—No te disculpes no fue tu culpa. —dijo con voz temblorosa.

El chico observa detenidamente.

—Seguramente intentas ocultarlo, pero si que tuve la culpa.—

Ella frunce el ceño y lo vuelve a mirar.

—¿Qué dices? —No, para nada fue así. —le respondió con un desagradable carácter.

El chico baja la cabeza y no dice nada, ella se da cuenta del maltrato que le acaba de dar al chico.

—Disculpa por lo que dije ante...—

Antes de que terminase de hablar la chica.

—¡Me tengo que ir! —dijo apurado.

Y hecho a correr, la chica lo observaba sin palabras y el perro que solo miraba parecía no entender lo sucedido, aunque tampoco es que lo supiera.

¿Oh sí?

Amor CondenadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora