★ Capítulo 4: La Serpiente Emplumada

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¿Dónde empieza el final del mar? O más aún: ¿A qué se referían los Dioses cuando dieron de ofrenda al mar? ¿Se referían quizás al inmenso monstruo capaz de devorar cualquier cosa o esa ola que espuma en toma él extraño uso que los mortales usan pa...

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¿Dónde empieza el final del mar? O más aún: ¿A qué se referían los Dioses cuando dieron de ofrenda al mar? ¿Se referían quizás al inmenso monstruo capaz de devorar cualquier cosa o esa ola que espuma en toma él extraño uso que los mortales usan para transportación? ¿Al agua que cabe en el cuenco de la mano o al abismo que nadie puede ver? ¿Lo dejaron todo con una sola palabra o con una sola palabra lo ocultaron todo?

Según las leyendas que contaron sus antepasados, el mar es la morada de todo lo que han perdido, de todo lo que no han tenido, de los deseos frustrados, de los dolores, de las lágrimas que han derramado. El mar encanta, el mar mata, conmueve, asusta, también hace reír, a veces desaparece, de vez en cuando se disfraza de lago, o bien construye tempestades, devora naves, regala riquezas. Da respuestas, es sabio, es dulce, es potente, es imprevisible. El mar es un regalo divino que les ofreció la vida. Pero, sobre todo, el mar llama. Es lo único que hace, en el fondo: llamar. No sé detiene nunca, entra dentro, lo echa encima, es a él quién quiere, puede disimular, pero no servirá de nada, seguirá llamándolo. Ese mar que él esta viendo y todos los otros que no vera, estarán siempre al acecho, pacientes, un paso más allá de su inmortal vida. Los escucha llamar infatigablemente, sucede en ese purgatorio de arena, sucedería en cualquier paraíso, y en cualquier infierno. Sin explicar nada, sin decir dónde, habrá siempre un mar que lo llamará. Porqué de eso se trata ser la serpiente emplumada, el llamado Dios Kukulkán, sabio con atributos guerreros, venerado principalmente por el cacicazgo Xiu en Yucatán, considerado también como el Dios del viento, las tormentas y del oceano.

En medio de ese vasto océano Kukulkán movía sus piernas con rapidez, como una danza jamás vista haya afuera, observando a su paso residuos de objetos humanos, barcos, algas, animales, rocas con formas hermosas pero se detiene en cuanto observa a lo lejos a sus guerreros -o más bien"hijos" como los llamaba él- haciendo un círculo. Se fue acercando, notando el porqué de la preocupación.

Esa ballena que era rodeada
se comunicó con él en tono bajo, sabe que no importa cuanto grite, su voz nunca alcanzará a su especie, pero el peso de su soledad la hace callar. Kukulkán interpreto la baja frecuencia de su canto como una canción de amor no correspondido, como si se encontrara en una habitación en completa soledad la ballena imitó su canto como una cámara de eco, sin respuesta, su canto sigue siendo ignorado y sus intentos de comunicarse quedan sin respuesta, pero ella sigue llamando. Pronto entiende la situación, la criatura moría lentamente.

Notaba lo triste que se sentía, su dolor parecía como agua el aceite, esa mezcla de sensaciones no tenía solución. Ni siquiera al sentir las acaricias de Kukulkán puede dejar de pensar en el pequeño y solitario amor no correspondido del océano. Y abrazada entre las sabanas de su desalojado dolor, aún cuando pasa el tiempo, el país de nunca jamás se mantiene en el abismo. Luego de un par de segundos, Kukulkán revisa las partituras de sus ultimos versos cautivos, una y otra vez, concluyendo que ese océano terminó siendo demasiado profundo para la ballena.

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⏰ Última actualización: Apr 06, 2023 ⏰

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