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Al salir de mi casa, me dirigí hacía mi auto, necesitaba llegar lo antes posible a casa de Hannie, hoy exactamente cumplíamos un año juntos, las sonrisas no evitan ezbosarse en mis labios, si bien no nos hemos visto en días, hoy haré ésta noche especial para ambos, aparqué mi deportivo fuera de la casa de Hannie, me bajé y junto a mi bajé las rosas que había escogido para ella.
Toqué el timbre, nada, otra vez, nada, al tercer toque sentí unos pasos acercarse hasta que la luz proveniente de adentro llego a mis ojos. Era ella, estaba arreglada.

-Ah, eres tú.-Dijo distante, dándome a entender que quizás no era a mí quien esperaba, sino que a otra persona.
-Es..esperabas a alguien ¿Más?-Dije mientras escondía el ramo de flores detrás de mi.
-Sí.-Ni se inmutó por haber dicho aquello, estaba corriendo una brisa fría avisando que el otoño amenasaba en irse y el invierno estaba a la vuelta de la esquina.

Estaba todo confuso, y mis palabras no sonaban con seguridad, ni siquiera podía articular palabra alguna.

-¿Qué, mi amorcito? -Musitó de una manera suave mientras se acercaba a mí, posando su brazo izquierdo en mi cuello mientras que con su diestra dirigía una de mis manos a su trasero.

Me jaló hacia adentro de la casa, aún sin percatarse de que tenía un ramo de flores a mis espaldas, posó sus carnosos labios en mi cuello besándolo con desenfreno, no me podía resistir, era exquisito, la sensación de sus labios, todo ella.
Aunque no me creía la gran cosa diciendo que era atractivo, no iba a mentir diciendo que era feo, porque no lo era, además nada de eso me servía, después de todo era un tonto chiquillo virgen.

Separó sus deliciosos labios de mi cuello.-¿Eso es para mi?-Se refirió a las flores, las sacó detrás de mi espalda.
-Sí...Sí.-Dije nervioso, puedo jurar a los mil vientos que más estúpido no pude soñar.
-¿Solo eso me tienes?-Su expresión se tornó seria.-¿Tan poco valgo para ti, estúpido?

Estaba completamente estático, sí, tenía razón debí haberle comprado un anillo, quizá hasta una cadena de oro. La idea de que ella me dejara vino a mi cabeza.
Sin estar seguro de lo que hacia, la besé, la besé tan apasionado que ni yo pude reconocerme ese par de segundos.
Ella no se demoró mucho en corresponder dando comienzo a una pelea de lenguas, las cuales luchaban entre ellas acercando nuestros cuerpos con deseo.

-Es..espera.-Me separé de sus labios por un poco de aire.
-¿Qué pasa, Hoseok?-Ronroneó demandante cerca de mi oído, su voz me provocaba tanto qué con ello mi zona baja comenzaba a palpitar.-¿Acaso no tienes los cojones para estar con alguien como yo, Hoseok-kie?–Sentí como su mano descendía desde mi pecho a mi entre pierna y esta apretaba duramente mi miembro, no pude evitar que mis mejillas se sonrojarán y un gemido se escapara de mis labios.
-¿Tús padres?-Pregunté seguro pero a ella le hizo gracia, se carcajeó.
-¿Eso es lo que te preocupa? Qué poca experiencia tienes, cariño, es aún más excitante que te pillen-Pude sentir que sus labios formaban una sonrisa y luego de ello mordió mi lóbulo-Tranquilo, marica. Que no están, se encuentran de viaje.
Y eso fue todo, sus labios se apoderaron de los míos y yo tratando de no ser menos seguía su ritmo, ella me jaló de la camisa subiendo por la escalera mientras nos deshacíamos de la ropa que quedaba tirada por vaya a saber que lado de la casa.
Debo admitir que la mayoría de las veces las palabras de Hannie no eran las correctas o las más románticas, pero, ¿Qué más da? Iba a hacerlo con ella, nada más importaba.

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»Sobredosis« [J-Hope y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora