»Sobredosis« [J-Hope y tú]

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El sonido de un celular me despertó, me senté sobre la cama, dirigí mi mirada hacia el lado y ahí estaba, ella y su hermosa espalda desnuda a mi vista, no pude evitar sonreír recordando lo que había pasado hace un momento atrás. El mismo sonido volvió a retumbar en mis oídos logrando sacarme de mis pensamientos, miré una vez más a Hannie, seguía dormida, sin más estiré perezosamente mi brazo para alcanzar el celular que yacía en la mesa de noche y  me di cuenta que no era el mío, vi la destellante luz de la pantalla.

»Nuevos mensajes en su bandeja de entrada.«

No estaría mal revisar ¿No? Después de todo ella es mi novia y no deberían existir secretos entre nosotros.
Suspiré meditando contra mi conciencia si debería, o no ver aquel mensaje, terminó ganando mi curiosidad, para mi sorpresa era más de uno.

»Te deseo, Hannie. ¿Cuánto más debo esperar?[1]« Recibido a las 11:30 p.m

»¿Cómo que te quedarás con él?[2]« Recibido a las 11:40 p.m

Sentía un nudo en la garganta, Hannie, mi Hannie me estaba engañando¿?
Volví mi vista a la pantalla para poner atención a lo que ella le escribió.

»Tú sabes que eres el único que puede hacerme suya.«[1] Enviado a las 11:35 p.m.

¿QUÉ?

»Pensé que el no vendría, realmente no sé como hecharlo, es un estúpido fastidioso.«[2] Enviado a las 11:36 p.m

Leí otro mensaje de parte de ella.

»Mi amor, lo siento, pretendía dejarlo botado, pero ya sabes la carne es débil(...)« Enviado a las 4:30 a.m.

Pretendía seguir leyendo, pero Hannie estaba intentando despertar o al menos eso creí, decidí no seguir arriesgandome ya que no quería que esto acabara. ¿Masoquista? No, para nada. Yo a ella la amo y haré lo que sea, aunque me engañe yo la quiero a mi lado. Dejé silenciosamente el celular a su posición original, seguido de acomodarme junto a mi chica, aspiré su suave y envolvente aroma a jazmín de apoco sentía como ella se acomodaba sobre mi pecho y susurró algo que mis oídos alcanzaron a percatar.

»Vamos Chared, no dejes de moverte.«

¿Chared?, ¿Quién coño era Chared?

Dejé que mi mente se sumergiera en mis pensamientos, tenía muchas dudas, tenía miedo, no quiero perderla, sin más me quedé dormido acariciando su cabello.

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Pesadamente abrí mis ojos y noté la delgada silueta sentada a un costado de la cama.

-¿Mi amor?-Susurré sonríente para acercarme en cluquillas sobre la cama hasta llegar a su hombro desnudo y depositar un suave beso sobre el.
-Vistete.-Dijo calmada.
-¿No pasaremos juntos?-Cuestioné y ella se alejó girándose para mirarme a los ojos.
-¿Acaso no te fue suficiente lo de anoche? Joder, Hoseok, tengo cosas mucho mejores que hacer, en vez de verte la cara.
Parecía una persona bastante diferente, no comprendo nada.

»Golpe bajo, amigo.« resonó en mi mente.

-Me iré a duchar- anunció parándose enfrente de mi vista-y cuando regrese espero que ya no estés aquí. ¿Vale?-Lanzó un beso al aire y salió por la puerta.

Desorientado tomé mi ropa y me vestí ¿Cómo debería sentirme? ¿No soy suficiente para ella?, una vez  que estuve listo, me largé de su casa y tomé mi coche no tenía ganas de ir a mi casa, mis lágrimas amenazaban en salir, ¿Por qué? Joder, soy un hombre, no debería llorar, seguí manejando por la carretera hasta la salida de la ciudad.
Era el lugar más tranquilo que conocía, era un pricipicio adornado de árboles altos y verdes, era prácticamente un mini bosque que daba una vista hacia el mar. Aparqué mi coche y bajé lo más rápido, necesitaba aire, necesitaba paz.

Arrodillado frente aquella vista preciosa, que por ahora era solo para mí.

-¿Por qué?-Susurré.-¿POR QUÉ?-Esta vez grité con todas mis fuerzas golpeando el piso con mi puño derecho, haciendo que mis nudillos emanaran un tono rojizo.

No me sentía con las ganas de dejar a Hannie, yo a la amo, puedo hacerla cambiar de parecer y que solo me vea a mi.   »Eres un genio, Hoseok, jaja«
¿Tú también te burlas? -Amenacé a mi conciencia.

Debo estar loco.

»Si que lo estás, cariño, si que lo estás.«

Cállate.