Las siempre muertas

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Las vivas sin voz, las muertas sin rostro,
las que bajaban la mirada amedrentada,
que temían perderse y no ser encontradas.
Las pobres, las que no tenían nada,
esas que forman nada más una cifra en el diario,
las que no significaban más que un salario,
aquellas que eran madre, hija y también hermana,
las que vivieron con miedo ante una muerte anunciada.
Las que son un folder más en la fiscalía,
las que se tragaban las penas y fingían que no dolía.
Esas que injustamente vivían encerradas
y al buscar la libertad terminaron enterradas.
Ellas son mariposas que nacieron en invierno,
almas injustamente condenadas a vivir en el infierno.
Un infierno lleno de injusticia, de dolor y de lujuria …
Pero ¿Cómo hablar de eso? Sería una injuria.
De nada me sirve perder la cabeza, perder la calma,
si no se dan cuenta que las siempre muertas también tienen alma.


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