A la mañana siguiente, cuando el doctor Draco visitó nuevamente Grimmauld Place, fue recibido por Kreacher, quién le regaló una sonrisa ladeada. De alguna manera, notó que aquel hogar se sentía distinto a la noche anterior, algunos de los cuadros que estaban rasgados fueron descolgados y ahora permanecía una gran mancha en el tapiz, delatando que alguna vez hubo un cuadro allí. También, notó un cambio en Sirius Black, quién se había afeitado y lucía mucho mejor que antes.
—Buen día, doctor Malfoy.—Saludó Sirius,—¿Le gustaría una taza de café, o té, tal vez?—Ofreció amablemente.
—Un poco de té estaría bien, gracias.—Black no tuvo de decir nada, pues ya Kreacher salía de la sala de estar para dirigirse a la cocina.
Estaba cansado, pues la noche anterior, tras marcharse, se dirigió rápidamente hasta el laboratorio que tenía en el sótano de su casa, dónde duró horas analizado la sangre que había extraído del paciente. En ninguno de los libros de medicina que poseía explicaba o siquiera se mencionaba aquella extraña condición. Dividió la sangre en tres partes iguales, en las cuales realizó un experimento en cada una. En la primera muestra, notó que la sangre era insoluble en agua y era más densa que esta. En la segunda, empleó alcoholes y éteres, los cuáles tampoco lograron disolver la sangre viscosa. En la última, sometió la sangre al calor, y está, que antes era viscosa y parecía pegarse al vidrio del beaker, comenzó a evaporarse hasta desaparecer.
"Curioso" pensó, mientras anotaba los resultados en su libreta y más incógnitas sin resolver inundaban su mente. "Tal vez tendría que tomar más muestras de sangre" susurró por lo bajo, hablando consigo mismo.
—Verá, doctor Malfoy, realicé lo que me indicó,—Comenzó a hablar el pelinegro, sacando al mencionado de sus pensamientos.—Pero Harry luce aún más pálido.
Draco se mantuvo en silencio durante unos segundos; —Naturalmente, al expulsar las impurezas, su cuerpo sigue delicado.—Kreacher se acercó a los dos caballeros con una bandeja de oro perfectamente pulida, con hermosos adornos en sus finos bordes, sirvió té y también tuvo la amabilidad de traer consigo unos bocadillos.
—Desde que regresé de Azkaban él se ha encontrado en este estado... Mi pobre ahijado, enfermo y solo en la casa, mi corazón duele ante la idea de todo el sufrimiento por el que tuvo que pasar...—Su voz reflejaba su dolor, y su mirada lucía melancólica.
—El señor Harry Potter siempre ha estado destinado al sufrimiento.—Escuchó como decía Kreacher, quién se ganó una mirada severa de parte de Sirius.
—¡Márchate de aquí Kreacher, hablaremos más tarde sobre este tema!—Lo regañó Sirius, furioso, y el hombre mayor asintió, retirándose de la habitación de inmediato.—Disculpe, doctor Malfoy...—Miró con cierta vergüenza al rubio.
Pero Draco no mencionó nada al respecto, comenzaba a pensar que ese criado no sentía ningún tipo de respeto ni lealtad por los habitantes de esta casa, pero aún así seguía sirviendo para ellos. Tras tomar el té y comer los bocadillos en un incómodo silencio, Sirius se levantó de repente para guiarlo hasta la habitación de su ahijado. Y antes de que esté pudiese tomar el picaporte para abrir la puerta, la voz del más joven lo detuvo.
—Me gustaría que nos dejará a solas, señor Black, si no es mucha molestia.—Pidió el rubio mirando al hombre de reojo, Sirius pareció dudar por un segundo, para después suspirar y asentir dejando al doctor solo en el pasillo para luego desaparecer por las escaleras de la casa.
Inhaló y exhaló antes de tomar el picaporte y abrir la puerta, la habitación estaba a oscuras a pesar de ser de día, pues las oscuras y gruesas cortinas cubrían las ventanas, obstaculizando la entrada de la luz solar. La única luz que había era la de la chimenea, que mantenía la habitación cálida. Observó a Harry Potter en la cama, usando solamente su pijama blanca, y por el repentino movimiento, notó que estaba despierto. Se acercó hasta él, acercando una silla cercana hasta quedar al lado de su cama, en dónde se sentó.
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Umbrarum Memories [Harco]
Vampiro"La ceniza no tiene valor alguno, tiene que ver con un signo de penitencia, ya que nadie atesora ceniza, entonces, tú, que tanto te crees, eres polvo y en polvo te convertirás. Levántate de aquél que alguna vez fue tu sueño eterno y abraza a la muer...