Los ojos violetas miraban curiosos el rostro de su creador.
Mientras que el último mencionado apenas y podía mantenerse de pie.
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Alex miraba perplejo al chico que tenía en su delante. Era una copia casi exacta de sí mismo, claro, con la diferencia que el color del cabello y ojos del contrario eran morados, sin mencionar que su piel era de un tono más oscuro que el suyo.
Estaba completamente seguro de que iba a sufrir un ataque de pánico. Sentía cómo su corazón latía descontrolado, sus piernas temblaban sin poder obedecer las órdenes de su cerebro y sus pulmones luchaban por encontrar oxígeno. Un dolor abrumador en la cabeza y el pecho se apoderó de él en cuestión de segundos, sumándose al caos. Para empeorar las cosas, no estaba en condiciones de procesar adecuadamente todo lo que estaba ocurriendo.
Al parecer, su creación había roto el cristal de la incubadora que lo mantenía vivo a puño limpió, esto lo dedujo por restos de manchas de sangre que tenía el moreno en sus manos y algunos rasguños en sus brazos, además que una gran parte de la cápsula estaba destrozada. El líquido que había permanecido dentro se esparcía por el suelo con algunos vidrios en su alrededor, no pudo evitar pensar en cómo todo su sueldo de un año se había esfumado en tan solo minutos, ¿acaso eso importaba?, si, pero no ahora.
Mientras que Alex luchaba por mantenerse cuerdo, el contrario observaba detenidamente al peliazul, quién tenía los ojos cerrados de manera brusca y apenas podía controlar su respiración. Lentamente, dio un paso torpe a dirección del chico con piel semejante a la leche misma, queriendo ver más de cerca lo que se suponía ser su creador.
──Ni un pasó más──Amenazó Alex, sosteniendo un pedazo de vidrio roto cerca del cuello del moreno, este último conservaba una mirada curiosa al igual que inexpresiva. Alex se mantenía firme queriendo demostrar al contrario el dominio que tenía en la situación, aúnque claro, era fácil descifrar hasta para el mismísimo chico que acaba de "nacer" literalmente hace unos segundos que esto solo era un disfraz que ocultaba el enorme nerviosismo que abundaba por su cuerpo; pues, aún teniendo una posición defensiva con un arma entre sus dedos, no paraba de temblar e involuntariamente su cuerpo se iba para atrás, siendo señal clara que sus intenciones no eran pelear, eran escapar.
Alex estaba al borde del colapso, sintiendo cómo el miedo lo invadía por completo. Su estómago se retorcía, y las ganas de vomitar eran abrumadoras. Cada vez que intentaba respirar profundamente para calmarse, solo parecía empeorar. El terror que lo consumía era tan intenso que sentía que todo su mundo estaba a punto de desmoronarse.
Alex juraba que en cualquier momento sentiría su cuerpo caer en el piso tras desmayarse para acto seguido morir.
Para la buena suerte del peliazul, un sonido repentino y abrumador hizo que el peli morado mirará desconcertado en donde provenía el ruido, aún cuando la ventana estaba siendo cubierta con una cortina blanca, la tela era tan fina hasta al punto de que traslucía, dejando ver al moreno lo que ocurría afuera, pudo observar como carros de policía se hallaban en plena persecución con las sirenas a su máximo volumen. El que sostenía el vidrio roto, aprovecho la distracción de su oponente para inmovilizarlo, se lanzó hacia él haciendo que ambos caigan al piso húmedo, soltó su arma para sujetar con una mano ambas muñecas del de la piel tostada mientras que la otra la utilizaba para tomar su celular y pedir ayuda, el último mencionado tras el impacto se mantuvo inmóvil por algunos segundos, sin embargo, el sentirse amenazado hizo que su cuerpo se tensara y se ponga alerta, cosa que hizo que el cuerpo de inmediato se librará del agarre que lo reprimía de un solo tirón, pateando el abdomen del peliazul en él procesó para mantener el control de la situación. El cuerpo de Alex cayó en seco al piso, ahora era el pelimorado quién sostenía las muñecas de su creador por encima de su cabeza, con la diferencia que lo sostenía con ambas manos usando toda la fuerza con la que había sido creado para mantenerlo acorralado, estaba sentado sobre su abdomen así evitando alguna posible patada.
