Telarañas

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—¿Estás seguro?

—Sí, amor.— apenas confirmó,  Harry sintió como las telarañas de su omega lo apresaron a la pared.

Estaban en su casa, casi desnudos, solos y calientes. Desde que Harry sintió la textura de las telarañas deseo esto,  demasiado, pero nunca tuvieron la oportunidad. Por A o por B no podían hacerlo, porque las telarañas tardaban unos buenos cuarenta y cinco minutos en perder efecto.

Ahora, con sus pupilas dilatadas y la respiración acelerada, veía como su hermoso omega se acercaba con una sensual elegancia que lo tenía babeando.

Aparte Peter solo tenia puesta una camisa suya y nada más, se había encargado de eso.

Por Lucifer, estaba a merced de su chico y eso lo sobre excitaba.

Sintió los aterciopelados labios de su chico recorrer su garganta, sus codiciosas manos acariciar su torso.

Peter presionó su cuerpo contra el suyo, su anatomía le mostró que estaba igual de excitado que él.

Trato de liberar sus manos, en un vago intento de devolver las caricias y ahora ya no se le hacía divertido. Todo en él temblaba, ansioso, por tocar ese hermoso y perfecto cuerpo.

Un ruido en la entrada los alertó, paralizados escucharon los pasos de alguien.

Norman encontró a su hijo adherido a la pared,  en calzones, con la cara roja. Levantó una ceja y sonrió dándose la vuelta por dónde vino.

—¡QUIERO MUCHOS NIETOS!— el grito, poco común en su padre, vibró por todo el lugar.

Fue en ese momento que Harry se dio cuenta que su pareja había desaparecido, probablemente antes que su padre entrará a la sala. Miró hacia abajo y gracias a quién sea no tenía una erección… Igual ni él ni Peter podrán verle la cara de Norman en un largo tiempo.

—Peter.— gritó con la esperanza que la vergüenza de su novio no lo haga dejar en ese frío lugar toda la  noche.

Eventualmente las telarañas perdieron su efecto y así pudo ir a su habitación, Peter no estaba en el lugar.

Lo encontró en su armario,  avergonzado hasta la médula.  Le costó mucho lograr que salga del lugar y retomar lo que dejaron en la sala.

Finalmente, Harry cambió la contraseña de su casa.

Y para felicidad de Norman se cumplió su deseo.

Peter quedó embarazado,  de gemelos.

Harry estaba orgulloso de su puntería,  eso hasta que Peter lo echo de su propia casa por un par de semanas. Sin mencionar que Peter, el dulce y amoroso Peter,  decidió  torturarlo hasta que los niños vayan a la universidad.


Harry Osborn x Peter Parker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora