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Narra Fabián Hoffman

Entró Máximo, con la cabeza agachada y con un traje igual al mío. Lo mire con odio y me le acerque desafiante mente

—¿Qué haces aquí? Vete —puse una mano sobre su pecho

—Perdón...yo...no pensé que esto llegara a tanto —hablo con vergüenza

—¿A qué te refieres?

—Fue mi culpa. Sabía que el abuelo te llamaría a decirte lo de Luca...y al ver que saliste de la casa llame a Albert...

Lo tomé de la camisa y lo choque contra la pared con fuerza

—¿Cómo pudiste? ¡Casi la matan!

Golpeé su mejilla con mi puño y el solo cerró los ojos por el impacto

—¡Eres un maldito! —lo tiré al suelo y golpee de nuevo

—Perdóname... No creí que lo que quería era esto... No pensé —la miro sobre la cama —Que las cosas acabarían así

La miré, seguía inconsciente, con su mejilla morada, y recién salida de una cirugía. Casi pierdo a mi esposa por su culpa

—Si ella hubiera muerto yo...

—¡CÁLLATE! —lo tomé de la camisa nuevamente —No digas que lo sientes, ¡Sabes lo mucho que ella me importa y por eso hiciste todo esto!

Negó

—¿Por qué siempre has tenido ese empeño en hacerme daño? ¡CARAJO!

Escuché un sonido, mire a Grecia y la máquina tenía unos gráficos muy altos, empezó a hacer sonidos más fuertes, se estaba asfixiando

—¡Grecia! —corrí hacía ella y tomé su rostro entre mis manos —Amor, amor ¿Qué te pasa?

Máximo solo veía con cara de miedo, confusión... Miraba a varias partes. Salió de la habitación corriendo

—Grecia —no sabía qué hacer

—Señor Hoffmann —el doctor entró. Intentó alejarme de ella pero me aferraba —Tiene que salir de la habitación, por favor

Las enfermeras tocaron varios botones de la máquina y una de ella puso algo en el suero que estaba conectado a su brazo

—Está entrando en paro —dijo una y me debilite. El doctor me hizo a un lado

—Salga por favor —exigió —Ahora 

—Pero...pero mi esposa, doctor —una enfermera se me acercó y me llevó a la puerta —Que no le pase nada a mi esposa...por favor 

—Señor Hoffmann todo va a estar bien —me llevó a la sala de espera. Otra vez —En cuánto tenga noticias se lo diré, se lo prometo

Me senté. Mi madre y Josef llegaron, al ver mi rostro cambiaron y corrieron hacía mi

La enfermera se alejó corriendo

—¿Qué pasó Fabián? ¿Grecia está bien?

—Mamá —la abracé —Entró en paro cardíaco... —solté mis lágrimas 

—Shhh —sobó mi espalda —Va a estar bien cariño...

Grecia corría peligro a mi lado, Luca me lo dijo, me advirtió, ahora, Grecia estaba en esta situación. Las cosas no podían seguir así, tenía que protegerla de verdad y teniéndola a mi lado no hago lo suficiente 



[...un día después...]



Había pasado un día, y Grecia aún seguía inconsciente. Los doctores dicen que está bien, sus signos vitales están bien, de hecho que duerma le hace bien a su sistema

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