• Vierzehn •

118 23 9
                                    

Presionó el gatillo por inercia, pero ninguna bala salió del arma.
Llevó su mano libre entre los bolsillos de su pantalón, rezando por encontrar de casualidad alguna caja de municiones que quizá haya dejado pasar por alto. Pero no había nada.

-¡Joder, ahora no! - masculló con enfado mientras rebuscaba en cada uno de los bolsos de su vestimenta.

Un familiar sonido pasó hecha una furia a su izquierda, sintiendo como un peso casi imperceptible rozaba levemente su brazo, generando una ligera abertura en su sudadera negra.
Rápidamente se acomodó detrás de la pequeña pila de cargamento, usándolo como una barricada improvisada para protegerse de todo lo que ocurría a su alrededor.
Un par de balas más rozaron a centímetros sobre su cabeza.
Estaba a punto de creer que estaba acabado, cuando al momento de sacar sus dedos de alguno de sus bolsillos traseros, un par de objetos cayeron al suelo, provocando un ligero tintineo generandole algún tipo de emoción.
Sin pensarlo, cargó el arma y se dispuso a observar con agudeza los puntos clave por los que debería gastar sus últimas dos balas.

La buena noticia, fue darse cuenta que su bando estaba ganando terreno sobre el contrario.
Los disparos en su dirección cesaron, lo que indicó que quien fuera el pobre idiota que se encontraba en su contraparte, se había quedado sin munición.

Sonrió con malicia.

Esperó con sigilo tras la barricada, como un depredador esperando atacar a su próxima presa.
Y cuando sintió un ligero movimiento bajo sus pies, sabía que debía actuar.
En un descuido, con el arma en sus manos, un crío de no más de veinticinco, miró hacia el lado contrario de su atacante, por lo que Conway aprovechó y se abalanzó sobre él, golpeando a la unión de las palmas provocando que el arma cayera al suelo y por ende, confusión en su atacante quién no tuvo oportunidad en reaccionar. Conway se encontraba sobre él, con una rodilla haciendo presión sobre su pecho y ambas manos sobre su garganta.

Pero no contaba con que aquel mocoso llevara un arma punzante bajo su bolsillo, no se dió cuenta hasta que sintió un metal frío introducirse en el borde derecho de su pierna.
Dejó escapar un quejido lastimero y aflojó el agarre de sus manos. Para cuando se dió cuenta de su error, ya era demasiado tarde, el chico aprovechó esos segundos de distracción para darle un golpe con su cabeza en la sien, descolocando un poco al moreno, pero solo bastó ese movimiento para ser empujado hacia atrás, invirtiendo los papeles.
Sentía su garganta cerrarse y sus pulmones arder por la falta de aire, sin contar el dolor punzante al sentir el arma moviéndose a su costado.

Y entonces vió a Hunt debajo de él, siendo besado por sus labios, acorralado entre la pared, sientiendo el calor recorrer por su cuerpo. La escena cambió por completo a él siendo empujado y golpeado en el pecho por unas pequeñas manos, gritos y reclamos volvieron a llegar a su mente. sintió un pinchazo en el pecho.

-Hasta aquí llegaste imbécil.

Escuchó un ligero crujido entre su cuello y los delgados huesos sobre él.

Se negaba a creer que así terminaría todo, inclusive le parecía demasiado absurdo y vergonzoso.

¿ÉL? ¿Jack Conway? ¿Asesinado por un simple mafioso? Jamás permitiría tal humillación.

Y tampoco se iría, no sin antes arreglar las cosas.

Sus manos estaban sobre el cuello del más joven, intentando apartarlo, hasta que una ligera punzada le recordó que aún tenía el arma clavada en su carne. Sabía que el próximo movimiento que haría era demasiado arriesgado, pero no había otra solución, debía hacerlo lo más rápido posible.

Liberó una mano del cuello de su oponente, dejando que este tomara esa oportunidad para dar su golpe final, aunque con la mayor fuerza de voluntad que tenía en ese momento, llevó su mano libre al mango del arma y tiró hacia arriba, sacándolo de su fémur, desgarrando el músculo en su intento y volvió a clavarlo pero está vez en el oblicuo externo del abdomen del mafioso, quién se sobresalto y gritó de dolor al sentir el arma clavada en su piel. Cayó hacia atrás y Jack no perdió la oportunidad y comenzó a golpearlo numerosas veces en la cabeza hasta dejarlo inconsciente (quizás).

Mistake And Love ; HuntwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora