"¡Vuelve aquí t/n! ¡Dije que quiero acurrucarme AHORA!" Ella chilló a todo pulmón. Podrías haber jurado que ella pudo haber roto una ventana de la casa. Te perseguía con su guadaña de hierro rojo. Ella te estaba persiguiendo, enojada como el infierno porque no le estabas prestando suficiente atención. Ella ansiaba tu atención desesperadamente. Soy su rabia, ella rayó algunas de las paredes de su casa compartida.
Como yandere, es muy pegajosa y desea tu atención casi las 24 horas del día, los 7 días de la semana. El hecho de que estés en una relación no significa que se calmará. Y como un demonio con fuerza añadida y más rabia interior para acabar con los ejércitos por su cuenta e incluso con algunos de los reyes si le apetecía o te alejaban de ella. Habrá un INFIERNO que pagar.
El punto de inflexión en esta persecución fue cuando tiró y casi incineró un libro con las bolas de fuego que comenzó a lanzarte. En medio de la rabia se volvió cada vez más incontrolable. Tenías que ponerle fin antes de que destruyera toda la casa.
Pensando rápido y recordando el hechizo que usaste con ella antes de sacar tu varita. Hiciste una burbuja que tenía agua del río Styx, infundida con las llamas del infierno (para igualar su nivel de poder) y la fragante esencia de lavanda. (Querías ser capaz de calmarla y ser amable al respecto y no hacerle daño)
"Elizabeta cálmate. Tengo que terminar este informe para presentarlo primero al rey demonio. Entonces me abrazaré contigo. ¿De acuerdo?"
Gritas y lanzas tu hechizo sobre ella y por unos momentos ella continúa con su alboroto violento. Ella te maldice en húngaro segundos antes de que tu magia comience a dominar sus movimientos gradualmente. Ella comienza a jadear mientras te mira con sus intensos ojos rojos. Su horca resuena en el suelo.
"T/N necesita tu atención.... Necesito tu cariño.... Por favor..." ella resopla y cae de rodillas.
"Conozco el amor. Pero tengo que terminar esto. Le das una mirada comprensiva. Tu tono llevaba consigo un fuego amoroso pero una vibración severa. Como la lavanda realmente estaba comenzando a hacer efecto, los músculos comenzaron a relajarse y los ojos volvieron al verde vibrante que tanto amabas. Sabías que estaba lo suficientemente tranquila como para dejar caer la burbuja y le diste un suave beso en la frente como medida adicional.
"Nos vemos en el sofá en 30 minutos. ¿Acuerdo?"
"Acuerdo." Te dio un beso rápido en los labios y corrió hacia la sala de estar.
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