Un dios sin alas no es dios

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Namor había vivido demasiado tiempo, cuidando y haciendo de su pueblo algo único en el mundo. Desde temprana edad descubrió lo que era la crueldad humana y cómo está había aquejado el pueblo de sus ancestros, decidiendo que debía proteger a su gente a toda costa.

Aún así siguió visitando en ocasiones la superficie, queriendo conocer su cultura. Algo que decidió no hacer más. A diferencia de su pueblo, la superficie mantenía el código de castas tan firme, denigrando a los omegas, quitándoles su derecho y rebajándolos a nada más que uso de crías, usando como atadura una marca en su cuello. Aquel descubrimiento lo dejó atormentado, pues tanto él como todo su pueblo eran omegas, odiando completamente a los seres humano cerró completamente sus puertas y manteniéndose en la seguridad de la profundidad.

O eso pensaron hasta que la tranquilidad de Talokan se vio afectada por una máquina del exterior. Namor sabía que esto había sucedido por el rey fallecido de Wakanda, temiendo que al dar a conocer su pueblo el suyo se viera afectado y así fue.

— Kꞌuꞌukꞌul Kaan — dijo una de sus guerreras, quien compartía su preocupación. El mayor trato de calmarla con una sonrisa, colocando su mano en su hombro como apoyo. — no te preocupes mi niña. Creo saber cómo solucionar esto, no dejare que Talokan se vea afectado por esto. Yo los protegeré —

Nadó hasta la soledad de lo profundo, las tranquilas aguas le ayudaban a pensar. Sabiendo que la única oportunidad que tenía era que los que ocasionaron este problema se encargaran de arreglarlo. Y así fue, llegó hasta el pueblo, encontrándose con la reina y la princesa del pueblo Wakandiano. Pero no actuó de inmediato, al contrario se quedó escuchando su conversación, sintiendo un poco de compasión por su pérdida, recordando la que él tuvo y hasta la fecha no había podido superar.

Al salir del agua un aroma llegó a él como un torbellino, le robó el tiempo dejándolo estático por unos segundos. Si bien nunca había estado tanto tiempo con alfas, estos nunca le habían afectado, hasta ahora. Discretamente siguió el aroma descubriendo que provenía de la joven princesa. Las historias que le había contado su madre tomaban forma, las cuales contaban de un lazo que unía la vida de un alfa y un omega por la eternidad.

— quien eres? Y qué haces aquí — dijo la reina apuntándole con una lanza, sacando de sus pensamientos a Namor quien se percató de lo maravilloso de su alrededor.

— mi madre me contó sobre un lugar, el cual nunca tuvo que huir ... porque decidieron exponerse al exterior? — dijo curioso, el porqué aquel pueblo arriesgó su seguridad al exterior. Wakanda no era tan diferente a Talokan y es por eso que no podía entender porque decidieron hacer eso. Su corazón gritaba que protegiera su pueblo aún cuando su segunda casta lloraba por el alfa que había despertado a su lobo interior. — tráiganme al científico americano y no traeré a mi ejército, y al contrario recibirán nuestro apoyo —  la amenaza estaba acompañada de esperanza, quería creer que ellos lo apoyarían pues sospechaba que compartía su mismo sentir y el deseo de proteger a su pueblo. Regresando a su pueblo, planeando su próxima acción si los Wakandianos le fallaban.

— era un omega — dijo la princesa a su madre, la cual encaminaba su regreso a la seguridad de su reino — un omega varón, madre. No estaban casi extintos? — la joven Shuri seguía asombrada por su descubrimiento, pues algo en su interior había sido despertado al conocer a aquel extraño ser de nombre Namor.

— no pienses en eso Shuri, debemos preparar las defensas. No puedo creer que haya burlado nuestra seguridad. — Ramonda solo podía preocuparse por su pueblo el cual estaba siendo amenazado por los países del exterior y ahora este nuevo peligro la atormentaba.

La princesa volvió a guardar sus emociones, haciendo lo que debía hacer. Viajando a América para encontrar al científico y proteger su reino, pues así debía ser.

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⏰ Última actualización: Nov 21, 2022 ⏰

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