Our nights

2.

- ¿Por qué estas molesta? - Me dijo tranquilo, levanto la mirada del libro que se encontraba leyendo.

- Me duele – Dije mientras mi mirada no se apartaba del espejo.

Habían pasado años de la última vez que me había sentido tan mal con respecto a mi cuerpo. Recurrí a tantos psicólogos y a tantas personas para escapar de estos pensamientos que no me permiten estar bien ni ser yo misma ¿la razón? Hannah la ex de mi actual pareja me había confrontado hace unos días, se acercó a mí con la seguridad que cualquier mujer desearía tener; solo habían sido un intercambio de palabras hirientes por parte de las dos. Basto solo eso para que todo volviera de nuevo.

"Jamás podría amarte teniendo ese aspecto asqueroso"

Cerré los ojos soportando las lágrimas que amenazaban con salir. Sentí sus brazos envolverse en mi cintura y comenzó a mecerme. Su tacto hizo que me dieran escalofríos y me puse tensa, mi reacción lo desconcertó, pero no me soltó

- ¿Es la razón por la que hace días que no me dejas tocarte? - Me pregunto a lo que asentí levemente – Abre los ojos.

Al abrirlos puede vernos en el espejo, sonreí con lágrimas en los ojos sabía que mi molestia y que todos los pensamientos no tenían nada que ver con él y dejé que nos afectara.
Esto no me había pasado a lo largo de nuestra relación, sin embargo, él era consciente de mis problemas. Tendría que haber afrontado esto a su lado y todo lo que pude hacer fue cerrarme completamente a decirle lo que me pasaba y sin darme cuenta deje que tomara el control de mi vida, algo que maneje tan bien de pronto se me escapo de las manos por algo tan tonto. Estaba sufriendo.

- Sabes lo mucho que deseo darte mis ojos para que puedas verte como yo te veo... eres una mujer perfecta y nada podría hacerme cambiar de parecer – Me dijo mientras me besaba el cuello, ante sus labios cerré los ojos y apoye mi cabeza en su hombro. Las lágrimas se habían esfumado pero el malestar seguía ahí.

Me llevo a la cama donde nos sentamos y le conté lo que había pasado, su cara se había oscurecido por la ira contenida. Hannah no era un buen recuerdo y que haya vuelto solo para molestarme, implicaba que realmente quería volver a estar con él.

- Lamento haber tardado tanto en contarte esto – Me disculpe mirando mis manos, mientras me movía inquieta. No me sentía cómoda con la conversación ya que la seriedad en su rostro me provocaba ciertos escalofríos. Levante la mirada ante su silencio, sus ojos estaban fijos en los míos, reflejaban calidez a pesar de su ceño fruncido.

- No lo sientas amor, lo único que importa es que estes bien – Me dijo acariciando mi mejilla a lo que sonreí – Me voy a encargar de Hannah para que no vuelva a molestarte.

- No tienes...

- Si tengo eres mi mujer y nadie va a molestarte.