Así fue, dos meses y medio después habían comprado una preciosa casa de dos pisos a las afueras de Londres, cerca del bosque. Ya habían pintado la casa, aunque Sirius se dedicó a pintarle la cara a Remus "accidentalmente" y a repetirle una y otra vez que estaba adorable, haciendo que se sonrojara. En resumen, aquella había sido una buena semana.
También empezaron amueblando la casa, empezando por el salón. Tenía una chimenea al lado del sofá donde pensaban acurrucarse muchos inviernos, estanterías con libros y una pared entera con vinilos de Sirius que Remus le iba regalando cada vez que veía un nuevo disco de un grupo que a Padfoot le gustara, haciendo que al llegar a casa a su chico le brillaran los ojos como a cualquier niño de cinco años en Navidad.
Le siguieron las habitaciones, la cocina que solo Remus sabía usar y el baño.
Lo último fue el que siempre había sido uno de los mayores sueños de Moony: una biblioteca. No era muy grande pero estaba repleta de estanterías con libros a rebosar y Sirius se juró que nunca olvidaría la carita de ilusión de su novio al verla terminada. De todas formas, Remus todavía tenía una última idea en mente, pero decidió que aquella vez le daría una sorpresa a Sirius.
Los días fueron pasando con rapidez mientras todos iban haciendo sus vidas, pero con el peso de la guerra siempre en sus hombros. Remus trabajaba en el departamento de criaturas mágicas del Ministerio, aunque muchas veces tenía alguna misión de la Orden que dejaba a Sirius preocupado todo el día, y a veces la noche, porque casi siempre tenía que ver con licántropos. Por otro lado Sirius, que ya había terminado los entrenamientos, tenía alguna misión prácticamente todos los días junto a James y otros aurores. Pero al final, siempre encontraban momentos para estar juntos. Justo como entonces.
Moony y Padfoot estaban recostados en el sofá, con Sirius con la cabeza apoyada en el pecho de Remus, mientras tarareaba por lo bajo la canción de Queen que estaba sonando en el tocadiscos. Rems sonreía inconscientemente viendo a Black tan perdido en su mundo, mientras acariciaba su pelo y dejaba que algunos mechones se enredaran en sus dedos. No había palabras, pero tampoco hacían falta, solo disfrutaban de la compañía del otro.
De pronto, el momento se rompió cuando se oyó a una lechuza picando el cristal. Sirius se levantó con pereza dejando un casto beso en los labios de Remus, y fue a ver quién les había escrito. Remus pensó que no podía ser algo bueno viendo la cara de Padfoot leyendo la carta, y se levantó también preocupado, acercándose hacia él.
—¿De quién es?
—Dumbledore —dijo mientras le pasaba la carta para que la leyera.
Estimado Sirius,
Me temo que una vez más te escribo para pedirte demasiado, y para hacerte saber de la próxima misión de la Orden en la que se requiere tu presencia, junto a James Potter. Me hubiera gustado poder deciros esto en persona a ambos, pero como ya sabes, las reuniones de la Orden del Fénix se han suspendidas hasta que encontremos un lugar más seguro para tenerlas. En cualquier caso, en esta misión James y tú tendréis que descubrir el paradero de Bellatrix y Rodolphus Lestrange y, siendo tú su primo, espero que encontréis la forma de hacerlo. En caso de que lo descubráis, hacédmelo saber con un patronus y un evanesco, para que no pueda ser interceptado. Si no conseguís hacerlo en una semana, por favor regresad ambos a vuestros hogares, sería demasiado peligroso e indiscreto estar fuera de vuestras casas y trabajos durante más de ese tiempo. Partiríais mañana al amanecer desde Kings Cross, en caso de aceptar.
Espero tu respuesta,
Albus Dumbledore
PD: esta carta no puede ser leída por nadie más que su destinatario o alguien de suma confianza, así que no te preocupes por asuntos de seguridad, porque tiene todos los hechizos necesarios.
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Prométeme Que Me Quieres
FanfictionLo que imagino que pasó con la relación de Sirius y Remus durante la Primera Guerra Mágica <3 Todos los personajes y el universo pertenecen a JK Rowling, así que todos los créditos son de ella.