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– Derive este caso con el doctor Chwe, el sabrá que hacer con la paciente que llegó ayer.

Cambié de hoja prestando atención a la segunda historia clínica que tejia en mi tabla. Una pequeña de ojos grandes apareció en la esquina inferior derecha causando una gran sonrisa en mi rostro.

– ¿Ella es la pequeña que mencionaste en la junta de ayer? – el pasante frente a mi asintió.

– Así es, llegó la semana pasada. Tuvo su primera sesión de terapia láser en su ojo derecho.

– ¿Algún progreso después de la sesión? – pregunté esperanzada.

Las mejoras con esa terapia se veían en mayor tiempo a comparación de una cirugía al cien por ciento. Dada la edad de la pequeña, era más riesgoso someterla a un procedimiento completo.

– La paciente logra identificar el rostro de sus padres – sonreí ampliamente. – Todavía le cuesta enfocar, pero con más sesiones eso puede mejorar.

– Tenlo por seguro – dije. – Lleva esto a mi consultorio y tómate tu tiempo de descanso.

– Gracias, doctora Jung.

– Oye, oye... – el chico detuvo su andar, su rostro cambió a uno de pena total. – ¿Qué habíamos dicho de las formalidades, Toya?

Toda a penas y era más chico que yo por dos años. Lo conocí de recién que me habían asignado el área de salud cognitiva y le tomé mucho cariño, era como un pequeño borrego asustado por todo el movimiento que se vivía día a día en el hospital.

– Lo siento, Misuk – en sus mejillas se notaba un poco de rubor.

– Eso se escucha mejor - sonreí más que satisfecha. - ¿Sabes si Hansol llegó ya? 

- A penas entro a tu ala y ya estás preguntando por mi, primor - negué con la cabeza girando un poco mi cuerpo. - ¿Me extrañaste, Jung Misuk? 

- Eso quisieras - rodé los ojos divertida. - Toya, ya puedes irte antes de que este idiota te distraiga con sus estupideces. 

Ante lo dicho, el nombrado hizo una leve reverencia alejándose de nosotros hasta perderse entre los pasantes que abarrotaban y corrían por los pasillos. Sentí un brazo abrazarme por los hombros, sin inmutarme seguí con la vista clavada sobre el pequeño florero que había en uno de los escritorios. 

- Y... ¿Cómo te fue en la boda de tu hermano? 

- Demasiado estrés para un solo día, pero todo salió de maravilla. 

No noté en qué momento, pero aún con el brazo de Hansol sobre mis hombros comenzamos a caminar lentamente en dirección a la cafetería del hospital. 

- ¿Pasaron muchas cosas en mi ausencia? - pregunté, tomando asiento en uno de los taburetes cercanos a la barra de cafés. 

- Misuk, trabajas en un hospital. Es obvio que pasaron muchas cosas - dijo, usando un tono obvio que me hacia querer arrancarle cabello por cabello. - Pero ya que preguntas, tu área estuvo tranquila. Ese chico nuevo, ¿Toya? - asentí. - Es un buen elemento. 

- Eso espero, ahora que Jungkook quiere comenzar a planear nuestra boda necesitaré que alguien me cubra en algunos turnos. 

- ¿ A caso escuché bien? - Hansol dejó su pequeño vaso de café sobre la barra, mirándome con una sonrisa sorprendida de por medio. - ¿Tú tomando tempo libre para tí? Esto es un milagro. 

- ¡Ya! - golpeé su brazo, provocando que varias personas nos miraran extrañados. 

- Eso si me dolió, Jung - dijo, sobando efusivamente su brazo derecho. - ¿Qué dirán las personas después de que golpeaste al primogénito del presidente Chwe? 

L á t - Jeon Jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora