Entrenamiento

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Luego de la desafiante charla con el pequeño omega, Cid se dirigió a la habitación que compartía con Sísifo.

El omega de cabellos castaños lo esperaba despierto, acostado en la enorme cama.

— Mí alfa — ronroneo haciéndose a un lado para que Cid se acostara junto a él — ¿Cómo te ha ido con Camus? — preguntó mientras deslizaba lentamente sus dedos contra la espalda y hombros de su alfa cuando esté se sentó en la cama.

— Tenías razón — admitió y es algo que solo haría con su omega estando en la intimidad. El castaño sonrió — tiene un espíritu rebelde, como tu — giró un poco su cabeza para besarlo —tan rebelde que me pidió que lo entrenara o lo matara.

— Supongo que aceptaste la oferta de entrenarlo — se colocó de rodillas sobre la cama y sus manos viajaron desde los hombros lentamente hasta el pecho de su alfa, terminando en su estómago. Sabía muy bien como seducir y persuadir a su lazo. Si bien los alfas tenían todo el poder, eso no significaba que no fueran accesibles en la intimidad si se usaba el método correcto — se que un omega rebelde no sirve, pero veo algo en él — beso tiernamente su cuello desprendiendo su aroma dulce para embriagar los sentidos de su alfa. El lobo de Cid gruño satisfecho — podríamos aprovechar esa rebeldía, esa irá albergada en su interior a nuestro beneficio — propuso mientras acariciaba lentamente la entrepierna empalmada del alfa y lamía lascivo el cuello de este — imagínate, podríamos usarlo de muchas maneras, sobre todo porque se verá ante los demás como un indefenso omega y será todo lo contrario.

Cid gruño excitado por la idea. Sísifo era una persona inteligente y aunque no reconocería en voz alta eso, admiraba a su compañero.

De un movimiento ágil, giró agarrando a su omega y tumbándolo en la cama.

— Soy tuyo, alfa — habló en un gemido excitado — hazme tuyo.

— Soy tuyo, alfa — habló en un gemido excitado — hazme tuyo

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Entrenar junto a Kanon no había sido nada fácil.

El gemelo era bastante severo y exigente con él.

Luego de varias potestas por parte del gemelo, finalmente había accedido a entrenarlo jugándose su reputación si el crio no logra aguantar las peleas.

Solía entrenarlo a solas, quería probar sus condiciones antes de enfrentarlo mano a mano con otros.

Se sorprendió que fuera tan hábil con las armas blancas. El omega era ágil y rápido, le serviría como ventaja, eso y que seguramente su oponente lo subestimara.

Estaba tirado en el suelo, sucio, sangrando y cansado. Le faltaba el aire debido a una patada del gemelo que impacto directo en su pecho.

— Levántate niño o piensas que los alfas te tendrán compasión — ordenó Kanon parado a unos metros de él — si realmente quieres entrar a este mundo tienes que dejar de lloriquear como un omega indefenso.

Camus trataba de llenar con aire sus pulmones. Le dolía el pecho horrores. No sé daría por vencido, le mostraría a todos que él era fuerte. Quizás no en cuerpo a cuerpo pero si usando armas, sobre todo cuchillos.

Lobos de la calle  - Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora