Bienvenido al clan - Parte 3

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1918:

Camus ya contaba con 18 años y un historial de torturas bastante extenso para su edad. Sin embargo, el omega jamás había salido a una misión de campo.

Cid lo había solicitado por primera vez y eso lo ponía muy ansioso.

No tenía conocimiento de que se trataría la misión o su labor en ella. Lo que si sabía, es que cumpliría sin importar qué.

Su primera misión, era algo importante. Su patriarca estaba depositando su confianza en él y por nada en el mundo iba a defraudarlo. Con eso, estaba seguro que se ganaría un lugar dentro de las filas.

La noche estaba por caer y se encontraba sólo en su habitación intentando despejar su mente leyendo, sentía su lobo inquieto y ansioso.

La puerta se abrió bruscamente interrumpiendo la poca paz que había allí.

Sísifo lo observó desde la puerta con una mueca que no logró descifrar. Se hizo a un lado y la omega más odiosa pasó por esa puerta.

- Camus - llamó serio Sísifo - tienes nueva compañera de cuarto.

Tetis llevaba dos baúles con ropa y un espejo de pie. Miró al omega con una sonrisa sobradora y este le devolvió una mirada dura.

Se había quedado sólo desde que Baian se había enlazado con Eo y formaron una familia. Gracias a esto, su amigo y esposo se trasladaron a un área diferente de la mansión.

Al principio lo extrañaba, pero con el paso del tiempo se acostumbro a la soledad haciéndola su mejor amiga. Adueñándose de la habitación completamente.
Y ahora le mandaban a la tonta omega que se acuesta con Kanon.

La rubia acomodo los baúles en el medio de la habitación y el espejo en un rincón de su lado. Tarareando una canción comenzó a desempacar.

Camus gruñó exasperado.

Coloco una manta de colores sobre la cama y almohadones haciendo juego. Roció perfume por toda la habitación sin dejar de cantar.

Camus apretó la mandíbula.

A él le agradaba el olor a la sangre y los gritos de sus víctimas.

Dejo su libro sobre la cama y salió en busca de Cid, si no la sacaba de su habitación la mataría él mismo.

Caminó por los pasillos tranquilo, tenia una reputación conocida que hacía a los alfas temerle. Ya nadie lo molestaba.

Llamó a la puerta del despacho de Cid y espero a que esté lo hiciera entrar.

Luego de unos minutos, Aioria le abrió la puerta. Entro a la habitación encontrándose con Shura y los gemelos.

- Mí señor - llamó - necesito hablar urgente con usted.

Todos lo observaron, sin embargo él no bajo la cabeza.

- También tengo algo importante que decirte - contestó Cid - habla.

- Quiero que cambien a Tetis de mí habitación o la mataré - espeto - o quiero ir a otra parte de la habitación, junto a los alfas.

Todos allí rieron menos el alfa patriarca.

- Tonterías - bramó haciendo un gasto con la mano restándole importancia - tengo cosas mejores que discutir contigo, como por ejemplo los detalles de una nueva misión y te necesito - el omega instintivamente hizo brillar sus ojos azules, sin embargo Cid le mostró autoridad con sus ojos rojos negando con la cabeza - acércate y escucha - Todos allí presentes los observaron serios - está noche habrá una fiesta para lanzar la candidatura a senador del señor Witthmore, ese maldito alfa está resultando un verdadero grano en el culo para mis negocios - espeto golpeado el escritorio con su puño - mis contactos en el senado me han informado que quiere lanzar un proyecto para que los barcos que traigan cargamento del exterior paguen más impuestos y prohibir el tráfico de omegas extranjeros. Y eso muchachos no nos conviene.

Lobos de la calle  - Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora