07. Presa.

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El estúpido pulso de Harry fallaba, en el peor momento tenía que fallar.

Sus manos estaban temblando demasiado en esos momentos, pero nadie podía culparlo por eso. Su miserable vida había cambiado en tan solo dos días, si alguien le hubiera dicho que en dos días estaría aprendiendo a disparar un arma no se lo creería. Pero así eran las cosas, el mismo beta llamado Jack estaba parado junto a él mientras estaban en una especie de campo vacío para poder practicar los disparos.

—No quiero hacer esto. —hizo una mueca, mirando el arma que tenía en sus manos—Por favor, prometo no decirle nada a nadie pero no quiero ser parte de esto.

El beta lo miró unos segundos antes de hablar—Eso es inútil Harry, créeme que yo llegué a este lugar y estaba igual que tú al inicio, luego me resigné y me di cuenta que escapar es inútil. —suspiró, poniéndose detrás del ojiverde—Así que te aconsejo que empieces a aprender a disparar o...—señaló el blanco al que tenían que disparar—Probablemente terminarás así. —susurró, apretando el gatillo del arma, haciéndole un agujero al blanco.

Harry tembló de miedo, mordiendo sus mejillas internas—Okay, lo haré. —susurró, poniéndose nuevamente firme.

Jack tomó con cuidado las manos del rizado una vez más, ayudándole a apuntar—No la agarres muy fuerte, pero tampoco la agarres sin fuerza, es un cincuenta y cincuenta ¿Entendido?

—Sí.

Dicho esto, con cuidado el arma apuntó directamente al blanco y disparó.

—Muy bien, lo hiciste perfecto. —sonrió el beta, separándose con cuidado del rizado—Ahora dispara tú sólo y hazme sentir un papá orgulloso.

El ojiverde rió por las palabras del chico, negando con la cabeza—Tenemos casi la misma edad, no hay posibilidad que seas mi papá.

—Pues soy tu papá... postizo. —soltó una carcajada, negando con la cabeza—Menos chistes y más disparos.

—Eres raro. —murmuró el ojiverde, mirando nuevamente al blanco—No entiendo como puedes hablar de disparos como si estuvieras hablando de helados... no es algo normal que lo digas con naturalidad.

—Bueno ¿Eres tonto o te haces?—preguntó el mayor con las cejas alzadas—Entraste a este negocio y ahora tendrás que acostumbrarte a esto, literalmente ahora eres el guardaespaldas de un mafioso que te va a utilizar como su escudo para que no lo dañen a él, si tú no pones de tu parte para defenderte... serás como una pequeña presa, los depredadores van a hacerte cosas no muy lindas si no eres astuto y sabes escapar.

El omega lo miró de reojo sin decir nada, en cierta parte Jack tenía razón, el mundo era cruel y las personas más fuertes se aprovechan de los más débiles.

Al parecer el universo odiaba a Harry Styles, nunca se imaginó que por buscar una nueva estabilidad económica él y su familia terminaría siendo el guardaespaldas de un alfa mafioso que seguramente era demasiado peligroso, no quería estar en ese lugar pero la vida de su familia dependía de él, no podía escapar de aquel lugar. Por suerte nadie sabía que era un omega, si alguien lo supiera lo más seguro es que ya lo hubieran violado o marcado, no sabía cuanto tiempo podría guardar el secreto pero esperaba que todo funcionara muy bien.

Después de unas horas más de práctica en el campo de entrenamiento, Jack y Harry caminaron fuera del lugar para llegar hasta el jefe de la mansión, Andrew Tomlinson.

—Señor. —llamó el beta una vez estuvieron en la oficina de su jefe—Hemos terminado por el día de hoy, ha tenido un buen desarrollo y ya sabe lo básico.

La mirada azulada del hombre hizo estremecer a Harry, su omega removiendose inquieto.

—Muy bien Jack, puedes retirarte. —dijo el alfa con una sonrisa ladeada—Yo me quedaré con él, tengo unas cosas que aclarar con Styles.

El hombre pelirrojo asintió lentamente, saliendo de la habitación después de despedirse del superior y del ojiverde.

—¿Cómo te sentiste en tu primer día de entrenamiento?

—¿Es obligatorio responder eso?

—Sí.

—Me sentí muy mal. —confesó el omega mientras torcía el gesto—Nunca había usado un arma y-y-y no es correcto que lo haga. —murmuró.

—Creo que debiste pensarlo antes de robar los patos de la tienda, los cuales sabías perfectamente que no podías tomar. —dijo el hombre mayor mientras sonreía—Pero eres un mocoso desobediente al parecer, una actitud que se puede corregir.

Justo cuando el rizado iba a responder, la puerta de la oficina se abrió dejando ver al alfa de ojos azules y cabello castaño.

—Harry, unos chóferes te llevarán a tu casa. —avisó, caminando directamente al ojiverde para tomarlo por los hombros—Tu padre ha estado llamando insistentemente a tu móvil para saber en donde estás, te llevarán a tu hogar pero ya tienes claro lo que va a pasar si dices algo ¿Verdad?

Harry asintió rápidamente, ansioso por llegar a su hogar y ver a su familia.

—Muy bien, toma esto. —le entregó el celular al menor, alzando una ceja—Lamentablemente tu mochila fue quemada por los guardias, así que solo se pudo rescatar tu celular.

—No importa. —murmuró el ojiverde—No tenía nada importante en ella.

Lo que Louis dijo anteriormente hizo que Harry volviera a respirar tranquilo, nadie sabía de sus supresores de omega y su spray para apaciguar su olor, su secreto seguía a salvo.

The secret omega || larry stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora