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Cuando Soobin vió que iría de negro, no pudo habérselo tomado mejor.

Es decir, sabía que se veía increíblemente alto —claro, más de lo que ya era, agradecía también a sus botas— y atractivo por el contraste que le daría su cabello tinturado de rubio.

Sabía que llamaría la atención.

Cuando Soobin observó cómo fue que Yeonjun salió del vestidor, se sintió pequeño.

El chico aparentemente iba demasiado simple a comparación de otros miles de conjuntos que le había visto hasta la fecha, pero maldición, su encanto radicaba en los detalles de lo que ahora traía puesto. La forma en la que el truco del contraste con su cabello se repitió en él, el cómo sus pantalones se ceñían tan bien a la cintura masculina de Yeonjun, el cómo su cinturón le llamaba la atención y que todo lo oscuro fuese perfectamente combinado con esa camisa que, para variar, tenía dos botones fuera de su ojal, supo que los medios se volverían locos por él.

Sabía que llamaría demasiado la atención.

Y bien, también le estaba llamando terriblemente la atención a él.

—¿Y? ¿Qué tal me queda?

Y sabía que Yeonjun no había usado la expresión «cómo se veía» porque al chico le quedaba muy claro que a cualquiera le agradaba visualmente.

—Genial, hyung. Como todo.

«Te ves genialmente caliente».

—Gracias, Soobinnie-ah —le dijo, con esa voz ridículamente melosa que amaba escuchar, sintiendo su cabello ser revuelto.

Yeonjun avanzó a zancadas grandes, haciendo rebotar esa pequeña gargantilla dorada que traía puesta un par de veces en el centro de sus clavículas, donde el corte "v" se marcaba y, oh por todos los cielos, qué sexy se veía.

Hace bastante tiempo ya había confirmado que su mayor le atraía en demasía, que no pensaba con claridad cuando el pelinegro hablaba con su rostro muy cerca al suyo y que solamente quería estarlo toqueteando por donde fuese que tuviera oportunidad, y ahora ese outfit tan bueno se sumaba a la lista de las cosas en él que lo hacían delirar.

Salió igualmente, encontrándose a los cuatro chicos arreglando su cabello y cosas extras de las cuales no recordaba el nombre, todas accesorios. Observó a Yeonjun sentado en una esquina con la cabeza echada hacia atrás para hacer más fácil el acceso a su cabello y pensó que era un crimen el poder verse así de follable sin necesidad de hacer algo en específico.

Parecía un muñequito, tan delicado.

—Soobin-ah —lo llamó desde ahí—, eres el único que falta con su cabello.

—Sí... gracias.

Poco tiempo después, sintió el spray fijador regarse por su cuero cabelludo como indicador de que su peinado estuvo listo, siendo algo sencillo pero que le sentaba bien con ese traje que llevaba. Se admiró por última vez en el espejo de cuerpo completo, porque se sentía especialmente guapo, y salió del lugar para dar comienzo a la ruta en auto que todos debían completar para llegar a esa premiación.

Como líder, Soobin estaba verdaderamente orgulloso de sí y de su equipo, porque al fin el mundo —o el primer mercado musical— estaba reconociendo su crecimiento e impulsándolos a ampliar sus horizontes, y ser quien estaba a cargo de las charlas motivacionales a otros cuatro jóvenes que a veces querían rendirse (y aparte sus pláticas consigo mismo) al fin estaba dando frutos.

Tenía casi todo lo que hasta ahora se le podría ocurrir para considerarse afortunado esa noche.

—Hyung —le habló Beomgyu al lado suyo, con una sonrisa muy amplia—, ¿realmente hoy está pasando?

𝗔𝗪𝗔𝗥𝗗 ✶ soobjun (숩준)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora