Jeno y Jaemin son una pareja exitosa y perfecta, no les faltaba nada en sus vidas.
Pero una pelea los hace distanciarse, provocando que cada uno encontrara a una persona especial.
Ninguno se imaginaba que Renjun sería el amante de ambos.
Norenmin
J...
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Renjun a la mañana siguiente estuvo encerrado en su oficina, no quería ver ni por accidente a Jeno, y lo había logrado hasta el medio dia.
La puerta de su oficina fue tocada.
—Adelante.—dijo el chino, mientras cerraba su laptop, ya era hora de ir a ese dichoso almuerzo.
Jeno y Jaemin ingresaron de la mano a su oficina, Renjun detuvo sus acciones, no se esperaba eso.
—Hola Renjun.—hablaron los chicos con una gran sonrisa.
—Hola.—respondió este secamente mientras tomaba su chaqueta.
—¿Recibiste nuestro obsequio ayer?—Le Preguntó Jaemin mientras observaba los movimientos del chino, era tan atractivo.
—Oh si, gracias, pero no me gustan los bombones.—dijo este serio mientras se ponía sus gafas de sol. Literalmente anoche se comió la caja entera de bombones, pero bueno, ellos no lo sabían.
—¿No te gustan los bombones? Pero nos comiste a nosotros.—Dijo Jeno sonriendo, haciendo que Jaemin riera también.
—Muy gracioso.—comentó Renjun poniéndose frente a ellos.
Si bien el chino era unos centímetros más bajo que ellos, desprendía una gran vibra de superioridad. Jeno y Jaemin lo observaban con mucho deseo y cariño.
—¿Ya nos vamos?—dijo Huang poniéndose las manos en la cintura.
—Por supuesto.—le contestó Jeno sonriente.
—Iremos en mi auto.—le informó Jaemin, mientras ambos salían caminando detrás de Renjun.
—¿Quieres sentarte delante?—le preguntó Jeno una vez llegaron al estacionamiento, mientras Jaemin encendía el vehículo.
—Me iré en mi auto.—contestó Renjun caminando hacia su jeep.
Jeno le tomó del brazo con rapidez.
—Oh vamos Renjunnie, vayámonos juntos.—insistió Jeno, mientras le acariciaba el brazo.
—Prefiero que nos vayamos por separado.—decía Renjun con las llaves de su jeep en la mano.
Jeno notando esto, tras un rápido movimiento le quitó las llaves y se las lanzó a Jaemin, quien las recibió y las escondió dentro de su auto.
—¡Jeno! ¡Jaemin! Joder.—dijo Renjun sin poder creerlo.
Los otros dos reían.
—Creo que tienes que irte con nosotros.—dijo Jaemin sonriéndole.
Renjun no pudo resistirse a esas caras.
—Me ire atrás.—respondió Huang seriamente mientras se subía a la parte trasera del auto de Jaemin.
Jeno con una sonrisa socarrona se subió de copiloto.
