❛ SINGLE PARTY ❜

单身派对 ; Single Chapter. ❜

Organizar un evento es difícil, sí que lo es, sobre todo cuando es una despedida de soltera o... ¿soltero? No importa, el punto es que su primo se casaría en dos días y quería hacerle una despedida que difícilmente olvidaría.

Ahora, mientras que los invitados tenían ocupado al protagonista de la fiesta, él estaba arreglando unos pequeños detalles con la fiesta y el bailarín que contrató.

JiMin conocía muy bien al hombre, y ¿Cómo no? Ha sido uno de sus mejores ligues y el hombre más delicioso que se ha llevado a la cama, pero eso es pasado y así se debe quedar.

Después de darle las indicaciones, observó que todo estuviera a la perfección y dió señal para que pudieran ingresar los invitados al lugar de la fiesta.

El castaño llegó con los ojos vendados a su hogar, junto a un grupo de chicos y chicas que habían sido invitados. Lo llevaron hasta el rubio y éste le quitó el vendaje sonriendo.

— ¡Bienvenido a la fiesta, hyung! — dijo emocionado, abrazándolo por los hombros.

— JiMin, te dije que no quería una fiesta.

— ¡Vamos, hyung! ¡Sólo te casas una vez en la vida!

Existen los divorcios. Pensó el anfitrión, pero prefirió no decirlo, si ya había hecho este detalle para él, pues lo disfrutaría como tal.

— Gracias. — el rubio asintió feliz.

( . . . )

— ¡La hora de la fiesta ha comenzado! — canturreó el organizador, colocando un poco de música y apagando algunas luces.

Por la puerta de la cocina, decorada con cortinas doradas, salió un fornido hombre con una máscara cubriendo sus ojos, para que su identidad no fuera revelada aún. Iniciando con, lo que se supone que es su labor, meneó sus caderas al ritmo de la música.

JiMin sonrió victorioso al observar cómo su ex logró captar la atención de todos los presentes, incluso algunos babeaban al tener semejante dios griego bailando frente a ellos. Y su primo no era la excepción, hasta pudo notar como frotaba sus piernas entre sí.

NamJoon no era un puto, tampoco un stripper, pero le debía ese favor a JiMin, así que tuvo que aprender algunas coreografías después de la vista del rubio y ahora no se arrepentía al ver a ese bonito pelinegro. Deseaba follar esos gorditos labios, tener suplicando por su polla a ese pelinegro.

Maldita sea, sí seguía con esos pensamientos, tendría una erección en cualquier instante.

SeokJin no estaba tan lejos de esos pensamientos lujuriosos, sí, estaba tan sumergido en querer deslizar su lengua por ese cuerpo que cuando el moreno bailó frente a él, no pudo evitar llevar su mano a ese definido abdomen, dirigiéndola hacia más abajo, casi llegando a la entrepierna, escuchando gruñir al peli plateado.

— Sí quieres, podemos continuar en privado, nene. — susurró sobre su cuello, dejando una mordida en su lóbulo, escuchando a sus amigos soltar un gritito.

SeokJin tembló al escuchar su voz, algo le palpitó, y no necesariamente estamos hablando de el corazón.

( . . . )

No sabía en qué momento ocurrió, pero le fascinaba esta sensación de ser usado por el bailarín. Ahora los roles habían cambiado, y quién disfrutaba de un baile privado era el moreno.