Parte única

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Véngase mi amor, no lo aguante más,
si siente dolor o felicidad.
Mira corazón, que esto aquí es todo suyo

  Sale de la mansión Agreste, pero permanece de pie en la puerta, sintiéndose en estado de shock, mientras un auto gris entra por el portón. De aquel ve bajar la señora Amelie y su hijo Felix. Su cara de pocos amigos cambia momentáneamente para saludar a la mujer que apenas conoce, pero que no le desagrada, aunque no le sucede lo mismo con el primo de su ahora ex-novio.

  Lo mira con recelo al ser la viva copia de Adrien, con un poco más de elegancia, cabe destacar. Él la mira con agrado y la hace sentir desconcertada. ¿Es real lo que transmite o solo lo hace por educación?

  —Buenas tardes, señorita Tsurugi —Le saluda con amabilidad, incluso le sonríe.

  No entiende por qué Felix tiene la acostumbre de llamarla de esa forma y no por su nombre exactamente.

  —Hola —Pero le responde un poco afable aunque sin mucho interés; al final le termina dando igual la forma en que la llame, mientras se mantenga en el límite de la cortesía.

  Camina por la izquierda del chico y no tarda en escucharlo ir detrás de ella con intrigante tranquilidad.

  —¿Por qué me sigues? —Pregunta, incómoda.

  —¿Por qué te vas tan pronto?

  —Ya no tengo nada que hacer aquí —Explica brevemente y continúa caminando mientras es seguida por Felix, pero ya no se detiene por él.

  —¿Sucedió algo entre mi primo y tú?

  —Eso no es de tu incumbencia.

  Deja la propiedad de los Agreste en compañía de Felix y camina hacia el final de la cuadra, donde pretende esperar a su carro particular para no volver nunca más; a menos que su madre se lo pida, por desdicha.

  Revisa la hora en su móvil. Tiene suerte de que su madre aún no le haya llamado; asumirá ella que sigue con Adrien. Si lo piensa bien, será mejor si su auto no viene ahora mismo. Eso le daría tiempo para dar un paseo por la ciudad o tal vez pueda visitar a Marinette; cualquiera de las dos es mejor que sentirse completamente sola.

  La llama, pero la primera llamada no es contestada. De inmediato se siente mal de nuevo, pero sabe que no ha hecho nada malo. Marinette está ocupada, es lo que piensa, y le vuelve a marcar.

  De nuevo no le contesta, pero recibe un mensaje. Ya sabe que es de Marintte porque le dio un tono particular a sus notificaciones.

¡Kagami! Lo siento, lo siento, lo siento. Estoy trabajando en un nuevo diseño y tengo las manos llenas de alfileres. Acabo de pincharme con uno de ellos, jajaja. Te llamaré cuando termine. ¡Adiós!

  Suspira; al menos tuvo un aviso del por qué no le contestaba. Lo agradece plenamente y le responde que no hay problema.

  —¿Quieres hacer algo en particular? —Le habla Felix con la misma amabilidad.

  Le dejó en un segundo plano y por un momento olvidó de su presencia por completo. Incluso le sorprende que la haya esperado hasta que terminase de usar su móvil.

  —¿Por qué sientes tanto interés en estar conmigo hoy? —Le pregunta con cierto reproche; no suele tolerar las insistencias porque no está acostumbrada a la atención de otros que no son cercanos a ella.

  —Porque noté que no te sientes bien —Justifica—, y puedes hablar conmigo, si es que necesitas a alguien que te escuche.

  En efecto, eso quiere, pero no se siente tan necesitada para hablar con alguien que no conoce tan bien. Al mismo tiempo, no logra comprender cómo él puede leerla tan fácilmente; Adrien no hacía eso.

Véngase, mi amor [Feligami]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora