La chica de cabellos negros se encontraba caminando por las abarrotadas calles de Zaban, la luna iluminaba con su mayor esplendor la ciudad, haciéndola ver de una forma completamente diferente a como ella vio aquel lugar durante el día. Ya lleva un día completo caminando por Zaban.
-Ese viejo... Estoy segura de estar en Zaban, y de recorrerlo de pies a cabeza, pero no encuentro la sede del examen... -Farfullo molesta por lo bajo la muchacha mientras se abría paso entre la gente, hasta que su mirada se poso en un pequeño restaurante, que desprendía buenos aromas por más está mencionar.
"En esa ciudad tienen buenas carnes, asegúrate de pedir un menú con bife si tienes la oportunidad, a mi opinión a fuego lento es de lo mejor"
Las palabras de aquel anciano resonaron en la cabeza de Chiya al sentir gruñir su estómago, pudo comprobar que aún quedaba unos días antes del examen, entonces dio con su camino al restaurante.
El anciano que le dio las pistas a la joven sobre la ubicación del dichoso examen hunter, siempre decía tener un buen puesto de trabajo en la asociación y por ciertos favores, le brindaba en ocasiones alguna información que necesitará. Aunque ciertamente se estaba cansando de filtrar información y le dio la última ayuda para que encuentre la sede, así al obtener su licencia ya no tendrá que depender de el.
El era bastante reservado, o ella no preguntaba mucho, pero en los años que se conocían, nunca preguntaron por el nombre del otro siquiera, el vínculo que los mantenía unidos no era mas que por simple interés, pero ambos sabían sin necesidad de expresarlo en palabras que se tenían un familiar cariño el uno al otro.
La chica atravesó el umbral del restaurante, dando un cordial saludo al responsable del lugar y los demás clientes que estaban presentes en el lugar, fue entonces al estar dentro del establecimiento que logro sentir vagamente unas fuertes presencias muy a la distancia, por bajo tierra, y pudo comprender finalmente las señales que le había dejado ese viejo.
-Me gustaría pedir un menú con bife por favor -Exclamó la joven con una sonrisa mirando al hombre que estaba detrás del mostrador.
-¿Cómo se lo preparo? -Pregunto este de forma seria.
-A fuego lento.
El robusto hombre asintió con la cabeza y volteo dándole la espalda comenzando a cocinar, esto desconcertando a nuestra pelinegra, quien llego a pensar que realmente había pedido una simple comida. En sus segundos de desconcierto, una chica que pareciera trabajar allí fue hacia ella y le indico donde esperar.
Al entrar en dicha habitación, decidió por tomar asiento en una silla que tenia delante de ella, no había ninguna mesa en aquel lugar, a cada momento sus sospechas de estar en un error con respecto a su suposición se iban disipando. Al cerrar por completo la puerta y mirar un poco su alrededor, en la amarillenta habitación pudo notar lo que parecía ser un indicador de ascensor, e iba en descenso, pudo comprender rápidamente lo que esto significaba y sin mas apuro o ansiedad, decidió solo aguardar hasta llegar a su destino.