El despertar

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Sentía mis manos helarse con cada respiración en mitad de la noche, la oscuridad envolvía la orilla y el mar por completo. La arena estaba fría y el viento congelaba mis pies.

Padre dice que es absurdo quedarse mirando la mar si no es por algún motivo o por explorar en ella, sin embargo madre cree que es hermoso como se reflejan las estrellas y muchas veces la luna sobre el agua.

Echo de menos a padre, lleva meses sin volver de los saqueos y mis días son muy aburridos haciendo tareas del hogar junto a mi madre y mi hermana. Cada noche contemplo el mar y miro al cielo recordando las historias de los dioses que me contaba padre, las luchas épicas vividas y la leyenda de las valkirias, sin duda son mis historias favoritas.

Padre es muy fuerte y lleva años saliendo a conocer y saquear sitios, sin duda alguna me encantaría ser como el, aunque no esté de acuerdo. Las cosas han cambiado bastante desde la muerte de Ragnar, todos están consternados y ya no nos obligan a ir a guerras ni saquear, podemos elegir de forma más concreta que queremos hacer.

Madre solía ir a saquear de joven y de vez en cuando me deja a cargo de mi hermana por ser el mayor, decía que echaba de menos el navegar y luchar, aunque por nosotros ya no suele salir mucho. Suele decir que no quiere irse sin que seamos grandes y fuertes y que cuando marche al Valhalla debe hacerlo con espada en mano, más no quiere una muerte por el tiempo.

A escondidas de ellos suelo entrenar y luchas con un buen amigo mío, Daven el herrero, es muy bueno conmigo. Hace poco cumplí 15 años y me regaló mi primera espada, es súper bonita aunque pesa mucho.

No suelo rodearme con chicos de mi edad, solo piensan en luchar y querer hacer cosas de mayores como beber, saquear y otras cosas. No negare que a mí también me apetece mucho... sin embargo soy muy distinto al resto. Me gusta colarme en los aposentos del Rey con mi mejor amigo Einar, a leer escritos históricos y hazañas realizadas por nuestros antepasados. Me encanta leer y escribir, la poesía, la música y aunque sea algo tan bonito, sigue siendo extraño para el resto del poblado.

Jamás podría tener una conversación profunda con alguien que no fuese Einar y tampoco podría llegar a entrenar o luchar en serio con alguien que no fuese Daven, aunque sea mayor, es alguien de confianza y que me instruye realmente. Me basta con ellos dos.

Mi hermana Dhalia suele venir con nosotros algunas veces, aunque no sabe leer aún, tan solo tiene 5 años, le gusta ver el pueblo y las cosas cotidianas que hacen en él, los mercados, las casas, nuestras tradiciones, los altares.

Llevamos años viviendo en armonía y casi que lo prefiero, es muy doloroso ver como seres queridos y nuestro pueblo sufrió tales atrocidades hace años... cualquiera que escuchase mis pensamientos diría que soy un cobarde, pero es así, no entiendo la necesidad de conquistar territorios nuevos o a veces incluso saquear.

¿Y si comerciásemos e hiciésemos pactos con otros territorios para hacer cambios?

A los hijos de Ragnar no les fue nada mal con esa idea, hasta que hubo varios conflictos y traiciones, pero... ¿cómo sería un mundo así?

A veces me da miedo pensar en que dirían si revelo mis pensamientos, nuestro pueblo sigue siendo bastante tradicional y bien saben los dioses que no quiero fallarles en su causa... pero tal vez exista otra forma distinta de hacer las cosas, otra forma de avanzar que no sea matando...

Tal vez solo siga siendo un niño y debo madurar, quien querría escuchar semejante estupidez.

Cayó la noche y tenía claro que esperaría como cada noche sentado en el muelle, mirando el mar y las estrellas, esperando a ver llegar el drakkar de mi padre desde lejos. Es extraño, pues llevo mucho tiempo sin verlo y aunque, pase mucho tiempo antes de que el venga, esta vez está tardando algo más de lo normal.

Ojalá Thor los guíe en sus hazañas y camino.

Pensando y dando vueltas a todo, sin darme cuenta me quedé dormido, el frío junto a un pequeño sonidito de voz me despertaron en mitad de la noche.

- ¡Levanta gandul! Hace mucho frío -dijo esa vocecilla.

De inmediato me levante con el corazón acelerado y me di cuenta que era Dhalia quien me llamaba, siempre se preocupa mucho por mí. La cogí en brazos y entramos en casa.

Era pequeña, pero muy acogedora y el calor se mantenía muy bien.

Volví a acostarme junto a Dhalia, la arropé y ambos nos echamos a dormir.

Por la mañana desperté resaltado, esa misma noche había tenido una pesadilla tras otra, pero la peor de todas es ver de lejos a mi hermana en un drakkar, yo intento llamarla pero no me sale la voz de ninguna manera. Cuando la desesperación comienza a inundarme por dentro, de pronto el drakkar sale ardiendo y pierdo de vista a mi hermana entre llamaradas.

Sin duda es la pesadilla más recurrente y no puedo acostumbrarme a ella.

Amo a mis padres, pero mi hermana para mi es lo único que da gran sentido a mi vida, no sé qué podría hacer sin ella.

Ese día nos lo pasamos jugando con Einar a las orillas del mar, riéndonos, cogiendo conchas y contándonos historias. Incluso después de comer, madre se unió a nosotros y nos lo pasamos muy bien entre risas.

Una vez más se hizo de noche y Einar regresó a casa. Madre dijo que no estuviésemos mucho tiempo fuera o nos congelaríamos, siempre preocupándose por nosotros y demostrándonos cuanto amor lleva dentro.

Dhalia y yo comenzamos a cantar en el muelle, sentados mientras observábamos la mar en calma y las estrellas adentrándose en el agua.

Yo comencé a tararearle su canción favorita, era una melodía que nuestra diosa Freya cantaba a sus hijos según me contó madre. Cada vez que se la tatareaba sonreía sin motivo alguno y se relajaba por completo, hasta quedarse dormida.

Así fue, se quedó dormida en mis pies mientras yo seguía tatareando la canción. Poco a poco iba sumergiendo en mis pensamientos hasta quedar totalmente dormido junto a mi hermana.

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⏰ Última actualización: Nov 28, 2022 ⏰

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