Trato entre vecinos (En pausa)

Capítulo 18: Aprendes rápido

Ásher Collins:

Ya es miércoles, y hemos decidido con Crístal que en esta tarde, casi noche, le..."enseñaré". Es algo raro decir "voy a enseñarle a besar" aunque es lo que normalmente hacemos hacemos las parejas, si la chica es virgen o nueva explorando el terreno del amor, enseñar, o enseñarnos mutuamente si es diferente el caso. Pero, no somos novios, por lo tanto, repito, suena raro.
¿Qué se debería decir cuando vas a enseñar a besar? Supongo que solo hay que tener fluidez. La invité a mi apartamento, al parecer ya puede caminar, cogeando un poco, pero puede andar sola.
De los nervios que tenía, me acomodaba el cabello una y otra vez, ¿Dónde nos ubicaremos? ¿Parados? ¿Sentados? ¿Acostados? ¿Besos normales o calientes? ¿Permitirá con lengua? Saben qué, ya me arrepiento.

Iba a tomar una ducha, cuando el timbre suena, me quedo inmóvil, solo pestañeando. Maldita sea, ¿Qué le digo? Crístal, me enferme del estómago, no puedo hacer nada...
Pero si le digo eso, se cancela, mañana podríamos incomodarnos más, y todo se vería muy falso.
Ella golpea la puerta de nuevo y escucho su voz.

-Ásher, ya estoy aquí.

Dios, Si estás aquí, has que la tierra me trague. No quiero decir que me dé asco besarla, es hermosa, y aunque antes no lo hubiera dicho, llevo viendo sus labios para saber cómo sería sentirla...un poco más. Pero, a lo que no quiero, es ver el futuro, qué pasará, ¿Y si algo sale mal?

-Sé que es algo raro, pero por lo menos si ya no quieres hacerlo, dímelo, no me dejes hablando frente a una puerta haciendo que parezca loca.

Toco mis sienes y cierro los ojos, luego me levanto. Un paso, otro, otro paso...
Abro la puerta, y ella está con su celular, luego su mirada se encuentra con la mía.
Estaba con un jean pegado a su cuerpo, dejando ver sus curvas, una hombliguera blanca con tirantes, y un saco suelto de cuadros negros y rojos, todo acompañado de unas botas cafés con un poco de tacón.
La luz del teléfono ilumina su linda cara, y cuando veo la pantalla, estaba en mi contacto para llamarme.

-Yo eh... - Me toco la nuca. - Pasa.

Ella guarda su teléfono en su bolsillo trasero, luego entra.

-Amm. - Pone un mechón de su pelo detrás de su oreja. - Pues...

Crístal deja su móvil en la mesita del frente, se sienta en el sofá, pone sus manos sobre sus muslos y me ve. Yo me acerco y me siento a su lado.

-A ver, lo único que debes saber, es que te dejes llevar, no pienses que estás besando, solo...déjalo ser, siente el momento.

-Ah...

Hay un silencio, pero nuestras miradas están conectadas, dejándome ver sus ojos.

-¿Una demostración? - Suelta una risa nerviosa, lo cual me hace sonreír un poco.

-¿Cómo quieras que sea?

-¿Uh? - Pregunta confundida, y yo levanto una ceja, decido dejar de lado la incomodidad para tomar riendas en el asunto.

-Sabes qué, solo mantén la mente abierta, y cierra los ojos.

-¿Puedo confiar en tí? Capaz y luego te largas, me encierras acá, después me sacas los órganos, los vendes y...

-Ya te inventaste una película. - Ruedo los ojos sonríendo. - Mejor...

Me levanto, voy hacia mi habitación y busco en un cajón una pañoleta roja, luego vuelvo.

-Te voy a poner esto. - Le tapo los ojos, hago un nudo suave y me vuelvo a sentar.

-Huele a perfume de mujer. - Dice ella.