Cap 22. El sol de la mañana

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Wanda.

Comienzo a despertar al sentimiento de alguien dejando pequeños besos por todo mi rostro.

—Buenos días, princesa—. susurra Talia dejando otro besito en mi nariz.

Un escalofrío recorre por mi espalda al glorioso sonido de su ronca voz por las mañanas y el dulce apodo que me ha puesto.

Sonrió adormilada y lentamente abro los ojos solo para encontrarme con sus radiantes orbes verdes mirándome de manera linda.

—Mmm buenos días—. me estiro en mi lugar sintiendo mi cuerpo bien descansado pero un poco adolorido.

—¿Dormiste bien?— pregunta con una pequeña sonrisa en su rostro y posando su mano en mi abdomen, de vez en cuando acariciando cuidadosamente con sus uñas.

—Es el mejor sueño que he tenido en meses—. digo pasando la mirada por su cuerpo acostado boca abajo y cubierto hasta la cintura por la suave tela blanca de la sábana.

Observo su cuello con algunas marcas mías asentadas en un color oscuro, haciendo contraste con su lechosa piel. Muerdo mi labio intentando suprimir la enorme sonrisa que se forma en mi rostro .

—Va a ser complicado taparlo Maxi—. murmura sonriendo de lado.

Mi rostro enrojece rápidamente mientras suelto una pequeña risita. —Dile eso a mi cuerpo. Si mal no recuerdo, no solo dejaste tus marcas en mi cuello—. digo divertida y levantado ambas cejas.

—Si...— responde en voz baja y deja colgar su cabeza, acompañada de un suspiro.

—¿Te arrepientes?— mi voz suena temblorosa y débil. No se como reaccionar si me dice que se ha arrepentido.

Su mirada vuelve a mi en un rápido movimiento. Sus ojos tienen una pizca de pánico y antes de poder decir algo, comienza a negar con la cabeza.

—Jamás—. dice con seguridad antes de acercarse a mi y conectar nuestros labios en un tranquilo beso. Solo disfrutando del sentimiento

—¿Que haremos ahora?— susurro contra sus labios.

—¿A que te refieres?— cuestiona dejando otro corto beso y después descansa su cabeza en mi cuello.

—Pues... está el tema de Yelena—. Siento como su cuerpo se tensa ante mis palabras.

—Mierda—. Exhala dejando caer su cabeza en la almohada.

—Si. Mierda—. ambas nos acomodas de tal forma que miramos el techo.

El problema con Yelena es que nadie sabe cómo puede reaccionar, pero si de algo estoy segura, es que no será de una forma positiva. Ella prefiere no mezclar su mundo familiar con sus amigos por varios motivos, solo a mi me ha permitido acercarme a ella e incluirme con su familia, es un tanto posesiva con sus padres y ni hablar de Natasha... no quiero perder su amistad, moriría una parte de mi si Yels decide que no quiere volver a verme, pero Natasha... Natasha solo llegó, con su estúpida mirada felina y encantadora sonrisa a poner mi mundo de cabeza.

—¿Está bien si lo mantenemos en secreto?— murmura girando su cuerpo para mirarme expectante a mi reacción.

—Si... creo que es lo mejor por el momento.— digo con una triste sonrisa.

Supongo que ahora soy su secreto.

—No estes triste.— toma mi mejilla y la acaricia con su dedo pulgar. Su mirada llena de angustia salta entre mis dos ojos. —Es lo que menos quiero.

—Esta bien, entiendo el porqué.— le sonrío suavemente viendo como su cuerpo se relaja pero el gesto de tristeza no desaparece del todo.
—Además, no quiero decirle nada a Yels, estoy segura que me cortaría las tetas.— finjo temor mientras cubro mi pecho con mis brazos.

 My Best Friend's Sister Donde viven las historias. Descúbrelo ahora