Primera carta

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Querido Romeo:

No hay momento en el que no te eche de menos.

Recuerdo cada segundo que compartí contigo, cada pequeño instante que pase en tu compañía, el suave tacto de tu piel y el dulce sabor de tus besos.

Esa risa que empequeñecía la preocupación por nuestro tan mal visto amor, un amor prohibido, un amor por el que hemos luchado hasta el final y perdurará en esta carta por el resto de los días, sin importar el pasar de los años.

Siento que tu destino ha sido sellado por las consecuencias de mis malas acciones, y me arrepiento de cada una de ellas, excepto de la de haberme enamorado de ti.


A pesar de que ya no estés aquí, siempre permanecerás conmigo, llenando en mi corazón los huecos que dejó tu pérdida, huecos que hacen que me derrumbe en cada momento creando mares en torno a mí, mares por los que me es imposible pasar nadando, que me separan de la felicidad, enterrándome en tu recuerdo, en un recuerdo que jamás será más que eso. Un recuerdo.


Cada lágrima que he llorado sobre esta hoja es por ti, por cada pequeño detalle tuyo, por esos hermosos recuerdos de los que has impregnado mi corazón y has dejado inscritos en mi memoria.

Cómo olvidarlo si es lo único que me queda de ti.

Siempre tuya,

Julieta.

Siempre TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora