Parte 1 Sin Título

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Miro por la ventana de marco azulado, afuera lo primero que veo realmente es la imperfecta silueta el cerro, los arboles esparcidos por zonas amarillentas y negruzcas, variando de si están o no en una superficie azotada por la hermosa crueldad de las llamas humanas, en contraste con tan lúgubre panorama, poso mis ojos en el único trozo de cielo visible. Ese cielo azul que tanta veces me ha dejado sin aliento, ese azul que podía ver horas y horas, ese azul que ahora tenía en el caprichosas nubes dispersar, como pintadas con movimientos bruscos y poca pintura .La voces a mi alrededor, perteneciente a mi profesora y compañeros,  empiezan a desaparecer y distorsionarse mientras en a mi mente llega la conocida canción, su letra resuena por cada recóndito de mi pensar y me arrastra a un rincón olvidado, La misma canción esta resonando, pero algo ha cambiado, ahora el cielo azul me rodea; No, aquel cielo no era azul, estaba cubierto de grises nubes, caminaba entre las húmedas rocas con cuidado de no volver a tropezar, en una de las manos llevaba las zapatillas, una de ellas estaba húmeda, al igual que el calcetín que le acompañaba, ambas impregnadas del olor a sal, gracias a mi torpeza. Me senté en una roca pareja, seca y lo mejor, con vista a las bravas pero hermosas olas que trataban en vano de lamer mis pies ya secos, Algunas nubes- como movidas por mis pensamientos- se abrieron dejando entrar débiles y dispersos rayos de cálido sol, el mar cambio repentinamente como si el sol les calamara, las olas se relajaron y empezaron a verse azules y verdes, la espuma se volvió brillante y adquirió el color plateado de las perlas, mire el paisaje y empecé a tararear con ánimo la canción, el viento me azoto los cabellos tomados en una cola, como furioso de que lo llevara tomado, pronto los rayos de luces cesaron y el mar volvió a mostrar su faceta oscura, la espuma de volvió a amarillenta y las olas volvieron a golpear con furia las lejanas olas reventando antes de llegar a mí. Vi  la línea entre el mar y las nubes y sonreí, era tan fácil confundirlas que casi perdía interés en buscarla, mi mente rápidamente se desvió a la mancha flotante , el gris y negro resaltaba entre tanto azul, me cuesta darme cuenta que lo que miro hace desde hace un buen rato es en realidad un pato, la canción por fin termina, me apresuro a detener la música antes de que la próxima canción también me atrape y con movimientos algo bruscos me saco los llamativos audífonos naranjas para escuchar el viento y el mar con mayor claridad, El pato se hunde en el agua y no vuelve a salir...

Un dolor asciende desde mis costillas hasta mi cabeza, el mar, el pato y el viento desaparecen rápidamente para traerme a la ciudad, la estridente voz de mi profesora y la de mis compañeros me golpe con una fuerza abrumadora, ahora no solo me duele el costado donde mi amiga sin querer me ha dado un codazo si no que también me late la cabeza, intento volver al mar, pero mi mente me trae otra canción y con ella otro lugar donde separarme de la realidad. Ahora escucho a los pájaros, cientos de piares que se confunden con el ruido del agua corriendo y el sonidos del viento bailando entre las ramas, camino entre las hojas caídas escuchando claramente el crujir bajo mis zapatos, miro mi reflejo en el agua y sin poder evitarlo hundo la mano, siento la  acostumbrada frialdad acariciarme los dedos, los saco con rapidez temiendo después ya no sentirlos, los seco contra mi polera y hecho a andar por el camino del que venía, a un lado tengo los arboles al otro el rio, llego hasta donde debo elegir, ¿seguir bajando o subir?, decido seguir bajando por lo que camino por un estrecho camino de tierra entre metros y metros de verde pasto

A mi derecha y separada por una cerca hay una yegua que pastea con completa tranquilidad, a mi izquierda tres machos cabríos comen ignorándome por completo, llego hasta la rustica reja de madera que separa a esos golosos machos de la huerta, sin ganas de tener que soltarla, levantarla y empujarla para luego repetir el proceso simplemente la salto, ya estando al otro lado empiezo a caminar, primero esquivando las plantas sin pisar ninguna, luego por dos hectáreas de trigo cortado y pisoteado, paso otra dos rejas y ahora camino entre las zarzamoras, con mucho cuidado y vigilando por si más abajo hay caballos avanzo, al ver que no hay nada y verme libre de las espinosas plantas corro hasta el término de la propiedad, aquí el pasto es más verde y está lleno de agujeros, sé que dentro hay camarones y que saldrán cuando la lluvia inundara el lugar, también sabía que las altas plantas eran el hogar de los molestos tábanos, lo que no sabía era la cantidad de poleo que había surgido en la antigua huerta, lo único que mi mente y mis ojos podían ver era una alfombra purpura con ocasionales manchones verdes, el ensordecedor zumbido de abejas, abejorros y avispas me sorprendió e intimido un poco, aun así respire profundamente el agradable olor mientras abría la boca para gritar...

El timbre fue quien esta vez me sacaba de mis pensamientos, La profesora y algunos alumnos salieron rápidamente, deseosos de marcharse a su hogar, el resto siguió guardando todo con mucho ruido, así eran ellos, incapaces de mantenerse en silencio incluso cuando gustaban todo, yo solo me quede quieta, saque los audífonos los conecte, encendí la música. Y desaparecí.

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